“¡Que chiva! ¿Cómo lo hará?”, le dice un joven a otro mientras ambos observan con detenimiento a un artista que está subido en un andamio de unos cuatro metros de altura, pintando un grafiti.
“Diay, mae... él tiene experiencia”, le contesta.
Ambos se quedan viendo fijamente la intervención urbana del artista que sostiene un aerosol para seguir pintando la colorida obra de arte que incluye corazones, alas, calaveras, monos y algunas letras. De fondo suena la música de los colombianos de Aterciopelados.
Frente a ellos hay una joven que posa para el lente de la cámara del celular de su amiga, quien le pide que vea hacia su lado izquierdo para tomarle una foto de esas que parecen que uno “no se da cuenta”. Al fondo hay una gran valla en la que se lee el nombre del festival.
Sin embargo, la valla es lo de menos, pues aquí todos posan donde primero se les ocurra: frente a la tarima de música, en medio de la gente, en la zona de comidas y hasta con la publicidad de los patrocinadores de fondo.
Y es que así es Picnic, una fiesta donde su público demuestra que si bien la música es importante, disfrutar sin preocupaciones es el verdadero objetivo. Es algo así como un festival de entretenimiento, en el que hay incluso un mercadito de emprendedores.
Al otro lado, cuando el reguetón ya se ha apoderado del escenario principal, con el show de Darell y Alexis y Fido, personas en una larga fila esperan atentas su turno para subirse a los juegos mecánicos.
Aquí hay variedad: está el martillo, la rueda de Chicago y hasta una berenjena mecánica (para gustos, los colores). En todas hay fila, principalmente de jóvenes que conversan y se ríen mientras esperan pacientemente su turno.
También hay una zona al aire libre para los más coquetos... quienes en su gran mayoría son mujeres. Se trata de una serie de espejos gigantes con planchas de cabello listas para usar y maquillaje para un retoque que nunca está de más.
Hay áreas para fotos, sillones para descansar y zonas para ganar premios.
Eso sí, los más fanáticos no se despegan de las tarimas de conciertos, pues se arriesgan a perder su campo en primera fila.
Lo cierto es que este es uno de los eventos masivos que se ha perfilado como uno de los favoritos del año y por el que esperan ansiosos miles de personas.
Quizá es la música... o tal vez son las formas de entretenimiento, por las que los departamentos de mercadeo de los patrocinadores del evento “se quiebran la cabeza” pensando en cómo superar lo que organizaron el año anterior para sorprender a los fanáticos del festival.
En un escenario ya está Rawayana; y al otro lado, León Larregui.
Moda y extravagancia
Pese a que este es un festival musical y cada quien va vestido como se sienta más cómodo, hay que ser honestos: aquí la gente se desvive por mostrar sus mejores atuendos.
Por ello, no es casualidad que el Picnic sea una pasarela al aire libre.
Aquí es fácil entender que está de moda. Este 2024, por ejemplo, son las transparencias con escarcha, los tonos metálicos y los tops marmoleados. Los maquillajes siempre incluyen perlitas y los cabellos llevan pequeños accesorios brillantes.
Al ser verano, muchos apuestan por colores vivos... aunque este año la lluvia hizo una aparición sorpresa.
A eso de las 2:30 p. m., una inusual nube se posó sobre el Centro de Eventos Pedregal para arruinar muchos de los trajes, peinados y maquillajes.
De hecho, el aguacero fue tan inesperado que eran pocos los asistentes que llevaban su capa; sin embargo, eso no fue un impedimento para que el público siguiera en su fiesta bajo la lluvia, que cesó luego de aproximadamente dos horas.
La fiesta siguió con los shows de Greeicy, Auténticos Decadentes y Myke Towers. Al cierre de esta nota aún falta por subir al escenario The Offspring, Alejandro Fernández y J Balvin.