Los puentes que tienden la música son muy extensos: en una noche, pueden viajar de Rusia a Costa Rica y de vuelta en unas pocas notas. Con un nutrido repertorio, estrellas rusas de la ópera le hablarán al público tico de su herencia musical en dos conciertos del Festival Internacional de las Artes.
Alim Shakh, director en San Petersburgo y Novosibirsk, conducirá a cuatro estrellas de los teatros Bolshói y el Mariinsky: Igor Golovatenko, Gelena Gaskarova, Sergey Semishkur y Olesya Petrova. A estos músicos se les sumará la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN).
El primero de los recitales será en el Teatro Nacional esta noche, a las 8 p. m.; el segundo, mañana, a las 7 p. m., se realizará en la basílica de Los Ángeles (entrada gratuita).
Encuentro. Para Shakh, esta es una oportunidad de acercar a los pueblos ruso y costarricense en el lenguaje común de la música. “Usualmente, pienso en una frase famosa de Bach: la música es un diálogo entre el alma y el mundo”, comenta.
“En nuestro mundo contemporáneo, la vida no es sencilla. Crisis económicas, asuntos políticos destruyen los buenos sentimientos de la gente y destruye la conexión entre las personas. La música es una de las cosas que puede conectar a las personas de nuevo y hacerlos felices”, agrega el director.
Para crear esta conexión, se ha preparado un programa variado del repertorio internacional de la ópera. Se incluyeron algunas arias rusas de óperas de Chaikóvski y Rimsky-Korsakov, así como selecciones de Rossini y Verdi. “Nadie quedará insatisfecho en la audiencia. Es imposible no estar feliz después del concierto”, promete.
“Estoy feliz de trabajar con la OSN. La música rusa a veces no es fácil para tocar, pero veo en ellos ojos que me piden nuevas ideas y me piden ideas para desarrollarse”, considera el director.
“Las habilidades técnicas de la OSN son muy altas, y siento que tocan géneros y estilos muy diferentes de música”, añade.
“Con ese potencial y habilidad de los músicos podemos hacer mucha magia”, dice. Según Shakh, aunque tuvo poco tiempo de ensayo con la orquesta, le agradó hallar que varios de sus músicos habían estudiado en la Unión Soviética o en Rusia, por lo que sienten más cercanamente la música rusa.
“Vivo con la música a cada minuto”, confiesa. Durante dos galas, el público podrá disfrutar de esta dedicación que empieza en el alma y se disfruta en el escenario.