:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/gruponacion/GKQGJXVMFVEE5LXME54A7HIPFA.jpeg)
Gipzy Montoya se considera una mujer humilde, con los pies en la tierra y con una madurez forjada por la experiencia. (Cortesía Gipzy Montoya)
Han pasado más de dos décadas desde que una chiquilla de 17 años, que cursaba el quinto año en un colegio de Desamparados, salía corriendo de clases y se iba directo a las instalaciones de Repretel, en La Uruca.
En ese canal Gipzy Montoya se alistaba para aparecer en el programa del momento como modelo y bailarina y, posteriormente, regresaba a su casa para estudiar y terminar los tareas.
Posiblemente, por la sonrisa que mostraba en cámaras, no se notaba, pero eran días ajetreados para la joven. Sin embargo, era lo que Gipzy estaba dispuesta a hacer con tal de estar en A Todo Dar, el programa que hoy no duda en decir que marcó su vida.
A pesar de su intensa rutina nunca tuvo malas calificaciones y fue por eso que sus papás y hasta el director y profesores del colegio le permitían retirarse más temprano de clases. Hoy, a sus 39 años, lo agradece más que nunca.
LEA MÁS: 'A Todo Dar’ estrena especial del recuerdo este sábado: ‘Hay muchos sentimientos encontrados’
A Todo Dar le abrió puertas y le permitió crecer, madurar y entender muchas cosas que tal vez antes no veía con tanta claridad.
En la actualidad, haciendo un balance,
concluye que estar A Todo Dar fue muy positivo, aunque acepta que lidiar con las críticas y que las personas se le quedaran viendo a cuanto lugar iba (y hasta la fecha), no fue tan fácil.
“Es difícil a nivel personal, porque te podría decir que sí, que hay fama y que todo el mundo te conoce, pero tampoco es algo que a mí me guste tanto. No es bonito ir a un lugar y que siempre lo estén juzgando a uno y que estén diciendo: ‘mirá, la que sale en tele, tanto que se cree’, porque es complicado, en todo lado siempre hay alguien... entonces no es como que yo diga: ‘gracias a eso soy tan feliz’, dice.
Mujer sencilla
Gipzy se define como una mujer humilde, trabajadora, con los pies en la tierra y como una fiel creyente en Dios. Su máximo objetivo es darle el mejor ejemplo a sus hijos Samira y Thiago, (de 17 y 10 años, respectivamente).
“Sé donde vengo y valoro montones el esfuerzo que han hecho mis papás. Creo que soy una persona que también tiene sus sentimientos, que ha llorado y que ha tenido que enfrentar muchísimas cosas y superar muchas otras”, comentó Gipzy.
“Pero sobretodo soy una mujer que ama a Dios y que tiene la fe puesta en que lo mejor siempre está por venir. Eso es lo que le digo yo a mi familia, porque yo amo a mi familia por sobre todas las cosas y no cambiaría nada por eso”, agrega.
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/gruponacion/DKFVYZV65VBMTCHY6JR7TPAZFA.jpeg)
Gipzy Montoya considera a su familia como lo más importante; por eso trata de inculcarle a sus hijos los valores que sus papás le trasmitieron a ella. (Cortesía Gipzy )
Junto a su esposo, Mauricio Motta, con quien está casada desde hace 12 años, ha construido esa familia de la que hoy en día está tan orgullosa. De hecho, afirma que sin la ayuda de ellos tres, ella no hubiera podido seguir trabajando en la televisión.
Y es que un día normal en la vida de Gipzy incluye correr para dejar a uno de sus hijos en la escuela, recoger a otro del colegio y cumplir con el trabajo que incluye proyectos como Decímelo bajito (de Teletica), Sábados con mi gente (de Teletica Radio) y ahora Con buena onda (de Multimedios).
“Es complicado, sin embargo, acomodo mis horarios. Este trabajo me ha dado el tiempo de poder estar con mis hijos, entonces comparto mucho con ellos. Aunque a veces sí entro y salgo, entro y salgo, porque un día es una cosa y otro día es otra, pero yo creo que uno cuando está bien organizado lo logra. En nuestro caso, somos un equipo, mi esposo me ayuda a montones, me apoya montones y la verdad es que es un complemento en todo”, afirma.
Aunque su esposo la apoya en todas sus locuras, hay una en la que le dijo ‘no más’. Se trata de las mascotas que tiene, pues son tantas que ya no hay espacio en su casa, en Desamparados. Entre risas, Gipzy comenta que tiene un gato que se llama Cleo, un perro de nombre Bruno, Tomás se llama el pato y los peces Rafa y Sebas.
Etapa inolvidable
De vez en cuando Gipzy se encuentra personas que se le acercan para pedirle una fotografía. A ella primero le da risa y luego accede, le hace gracia que todavía la gente se acuerde de ella por A Todo Dar.
Sin embargo, hasta hace unos años, al que no le hacía mucha gracia la insistencia de la gente era a su hijo Thiago, pues no entendía el por qué querían tomarse fotos con su mamá. Gipzy explica que este también ha sido un proceso, sin embargo, ahora el niño comprende que ella hace dos décadas fue parte de la sensación de la televisión costarricense y que su mamá hoy guarda grandes recuerdos de aquel entonces.
“Yo creo que marcó mi vida completa hasta el día de hoy. Yo creo que yo siempre voy a ser la de A Todo Dar, esa etiqueta no me la van a quitar nunca. Significó una gran oportunidad, muchísimo aprendizaje, muchas amistades. Fue un momento muy lindo de mi vida, de verdad que sí.
“Y es vacilón, porque a veces la gente se me acerca y dice: ‘No, ¿cómo?, ¿usted tiene hijos?... pero, ¿cuántos años tiene usted?’ y di, yo soy como: ‘échele plumas mi chiquito, haga cuenta que ya yo tengo casi 39 años’. Y obviamente el tiempo pasó y a veces me dicen: ¡Ay Gipzy, yo no me la imagino como mamá!”, cuenta.
Gipzy salió de A Todo Dar a los 22 años y el próximo 11 de noviembre llegará a las cuatro décadas. Aunque ha madurado, dice que sigue siendo la misma chiquilla feliz que inició a los 13 años bailando con Los Pirulos, su trabajo antes de llegar a A Todo Dar.
Asegura que nunca se le “subió la fama”, o al menos espera que eso no haya pasado. De todas forma considera que si así hubiera sido, su mamá Fanny Barahona le “hubiera metido un cosco”.
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/gruponacion/IAIMYXJHWRFG5ORVKSAHBWMY2M.jpeg)
Gipzy Montoya se ha mantenido en la pantalla desde que salió de 'A Todo Dar'. (Cortesía Gipzy Montoya)
“Siempre fui una persona con principios y valores muy fundamentados en mi familia. Siempre fui una chiquilla muy tranquila y chineada por mis papitos. Aunque sí, ver plata y hacer dinero tan joven, hace que uno se desubique un poquito. Ahora uno no sabe qué se hizo tanta plata... pero como siempre, es falta de madurez. Y es que diay, yo era una chiquilla sin responsabilidades, vivía con mis papás, entonces obviamente en esa parte de manejo de plata no era como muy buena.
“Y bueno, tengo mi carácter, tengo mis cosas y yo no me dejo de nadie, en el sentido de que no me gusta que me pisoteen, no me gusta que me maltraten, no me gusta la falta de respeto. Tal vez para alguien eso es que se le suban los humos, pero no, yo siempre he sido piso de tierra”, explica.
Pero, ¿qué es lo que Gipzy nunca va a olvidar de ATD?
Para ella fue muy sencilla la respuesta y no dudó ni un par de segundos en contestar.
“El bendito gorila” dice entre risas.
“Todo el mundo me lo pide y eso sí me marcó de por vida... es que no hay momento en mi vida que me lo recuerden. Y yo no sé por qué, pero o sea, a la semana por lo menos tres veces alguien me menciona el bendito gorila”.
Durante una temporada de A Todo Dar, pEl baile del gorila fue una coreografía que Gipzy hacía todos los días.
“Me dicen: ‘¿Gipzy, usted es la que bailaba el gorila?, bailelo’. Y yo lo que pienso es: ‘ya no más, por favor... ya ni me acuerdo de eso’”, asegura.
Nuevo proyecto
Desde que salió de A Todo Dar no han faltado los proyectos televisivos o radiofónicos. Por mucho tiempo hizo La llamada millonaria para Costa Rica, Guatemala y Nicaragua. También pasó por Telecable en el espacio Préndete.
Gipzy estudió Farmacia y le faltó menos de un año para terminar, abandonó la carrera porque se dio cuenta que no era lo que quería ser. Entonces estudió estética y tuvo una clínica que con los años cerró.
LEA MÁS: ‘Con buena onda’, el heredero de ‘A todo dar’, busca bailarinas
Así fue cómo Gipzy siguió ligada a los medios de comunicación. Hace casi siete años llegó a Sábados con mi gente, espacio que se trasmitió en Columbia y que ahora se oye en Teletica Radio. Haciendo ese programa se enamoró de la radio, por lo que ahora es locutora en la emisora cristiana Impact.
“Siempre ha habido un ángel ahí en camino que me ha dicho: ‘mirá, tengo este proyecto, ¿te gustaría?’. Y la verdad es que siempre me han llegado oportunidades, no he tenido que andar rogando”, comenta.
Así fue como surgió justamente Con buena onda, un espacio que Multimedios estrenará en las próximas semanas y que sigue el mismo formato de A TODO DAR.
Sin embargo, esta vez no será modelo ni bailarina, será la conductora del espacio. Desde ya tiene mucha nostalgia, pues de una u otra forma le recuerda aquellos años que tanto disfrutó.
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/gruponacion/HGHE3H35J5HEPBCW7TVYCMEYHI.jpg)
Gipzy Montoya (tercera de izquierda a derecha) debutó en 'A Todo Dar' a los 17años. Foto: Archivo.
“Es una etapa de madurez, uno ya tiene su edad, ya el tiempo de bailar y el tiempo de modelar pasó. Ahora es como otra oportunidad de hacer lo que me gusta. Estoy segura que daré lo mejor y obviamente me da nostalgia recordar, porque la verdad vivimos momentos inolvidables y lindos.
“Y a las chicas que van a formar parte del espacio solo les digo que lo disfruten un montón. Nosotras éramos muy amigas, pero también puedo decir que tal vez la inmadurez hizo que más de una dejara los estudios por aparte y proyectos botados, pero todo es un complemento. Lo más importante es que lo disfruten y que sepan aprovechar las oportunidades que se les van a dar en este medio y que sean responsables, porque este medio a veces se presta para muchas cosas”, detalla.
Además, Gipzy comparte su secreto para ser feliz y salir adelante a pesar de lo que digan. Es un consejo no solo para las nuevas modelos y bailarinas, sino para todas las personas.
“Este medio me ha enseñado que la gente es muy dura, que quiere ver en uno lo que no son ni siquiera ellos mismos. Esas personas juzgan montones, la ‘tele’ me ha mostrado los corazones de muchísimas personas, porque realmente es muy feo hablar de una persona sin conocerla”, reflexiona.
“Pero también me ha enseñado que uno puede ser feliz a pesar de lo que las personas dicen. Uno no puede quedarle bien a todo el mundo. Uno tiene que ser feliz tal y como es: le guste, o no le guste a la mayoría de las personas. En ese sentido, tengo mucha paz”, finalizó.