“Ilu” es la forma cariñosa en la que la tropa artística del país se refiere a La Casona Iluminada, un espacio que inevitablemente surgió para ser querido.
Ese cariño, que se ha mantenido durante tres años, continúa, pero hace tan solo unos meses la preocupación se apoderó con fuerza de este recinto artístico independiente.
La sede de La Casona Iluminada, ubicada en barrio Amón, se ve obligada a cerrar sus puertas ante una de las etapas más complicadas desde que instaló su semilla en Costa Rica, y ahora se esfuerza por mantener el sueño de una plataforma que eleve los procesos de las artes escénicas y visuales en nuestro país.
“Venimos planteando desde que comenzamos que este espacio, más que un lugar físico, es una plataforma de gestión cultural. Sostener un espacio independiente artistico en Costa Rica es sumamente difícil, sobre todo si no tiene fines lucrativos, así que lo que significa La Casona Iluminada se mantiene pero necesitamos apoyo”, asegura Carolina Lett, directora de la plataforma.
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Un sendero iluminado
Fue en setiembre del 2015 cuando un nuevo camino para las artes comenzó a abrirse camino en Costa Rica. ¿El propósito? Generar otro tipo de producciones culturales imposibles de pensar en los espacios convencionales del país.
“La casona surgió ante la idea de no solo ser un teatro sino un espacio multiuso en el que se generen obras en pequeño y mediano formato no tradicional. La mayoría de lugares para presentar obras son teatros, así que esto se abrió como una alternativa para la presentación de otro tipo de obras”, recuerda Lett.
Con la idea de desarrollar un modelo de gestión artística que surgió en Buenos Aires, Argentina, Carolina Lett imaginó ofrecer carteleras de teatro en un espacio no teatral, donde el público estuviera más cercano a la acción, así como una libertad para presentar exposiciones visuales que no eran usuales en las galerías tradicionales.
Desde su fundación, esta iniciativa ha realizado 63 piezas escénicas (nacionales e internacionales), 42 talleres, 17 charlas, 8 presentaciones de libros y 4 exposiciones de arte.
“La idea venía funcionando a través del cobro de un monto bastante accesible para quienes se interesan en los espectáculos. Este dinero era para pagar los gastos que genera el espacio y para que los mismos artistas tengan un espacio para impartir talleres y dar charlas de formación, pero ahora tuvimos que tomar la decisión de continuar sin espacio físico”, asegura la directora.
Desde los comienzos de La Casona Iluminada, Lett aseguró que el proyecto no fue concebido con la propuesta de ganar dinero, sino que correspondía a un proceso de formación profesional tan necesario que necesitaba apoyo para sostenerse.
La situación actual de este espacio se ha complicado. Según la directora, las propuestas artísticas que estaban previstas para las próximas semanas, continuarán en Casa 210 Comunidad Artística, recinto artístico ubicado en barrio Escalante.
“Es necesario aclarar que Casa 210 no será la nueva sede de la Casona Iluminada sino que su directora, Adriana Alvarado, nos abre las puertas para programar futuros talleres del programa Artista gestor que venimos desarrollando con fuerza”, dice Lett.
Para donar a La Casona Iluminada puede ingresar al espacio de financiamiento que la organización creó en el portal Indiegogo, llamado S.O.S. La Casona Iluminada.
Además, se pueden realizar donativos a la siguiente cuenta del Banco Nacional, a nombre de Asociación Cultural La Casona Iluminada. Cuenta: 200-01-149-026398-1, Cuenta Cliente: 15114920010263989, Cédula Jurídica: 3-002-722811. Para mayor información puede escribir a lacasonailuminadacr@gmail.com.