Víctor Hurtado Oviedo
Hace un año, Klaus Steinmetz y Xavier Bourgeois se desafiaron: el campo del honor también fue el del arte. “Vine a la galería de Klaus, vi un cuadro hiperrealista del mexicano Víctor Rodríguez y dije a Klaus que yo también podía pintar algo así”, recuerda Xavier, y el galerista añade:
–Me simpatizó su audacia y lo reté a hacer un cuadro a partir de una foto que hallé en la revista Traffic : “Esta”, le dije.
Bourgeois aceptó el reto y un tiempo después apareció en la galería con una “reproducción” de la foto en 160 x 200 cm: la obra Daiquiri , una impactante, soberbia pintura al acrílico sobre lienzo.
La tentación fue demasiado fuerte: Xavier Bourgeois continuó pintando una serie y hoy expone Hiperrealismo pop , nueve cuadros de gran formato en la Galería Klaus Steinmetz Contemporary Art.
El hiperrealismo (años 70) es una exasperación de la pintura que demuestra a la fotografía que ella también puede ser fotografía. Se lo llama “realismo fotográfico” porque el artista copia y amplía una foto. El arte pop (años 60) aprovecha fotografías tomadas a iconos populares norteamericanos (como actores de cine y envases de comida).
Obsesión de precisión. Xavier Bourgeois tiene 42 años, es argentino (de nacimiento), suizo (por sus padres) y costarricense (por nacionalización), y vive en nuestro país desde hace 15 años. Ocho de los nueve cuadros que presenta datan del 2015.
Xavier trabaja a partir de fotos que halla en revistas y en Internet, las escanea, las proyecta en un lienzo blanco y traza los contornos con un lápiz. Luego aplica la pintura al acrílico, en capas (veladuras) que hacen más o menos intenso el tono de un color.
Xavier incomoda a la realidad creándose otra, aunque declara: “Tampoco reproduzco todos los elementos de una foto porque algunos carecen de interés”.
“Nunca he dibujado ni pintado para agencias publicitarias. Comencé a pintar en París, pero me cansé: ¡mucha fiesta! Quise venir a Centroamérica, llegué a Costa Rica, me casé y seguí pintando”, dice Bourgeois.
Xavier persigue la precisión hasta que a ella ya no le queda dónde huir. “Algunos hiperrealistas pintan para que sus obras se aprecien desde lejos, pero yo trato de conservar los detalles, de modo que mis cuadros pueden apreciarse de cerca y también de lejos”, expone Xavier.
Las fotos originales incluyen zonas desenfocadas, y muchos hiperrealistas recrean estas zonas con spray porque así es más fácil y rápido lograr el efecto de imprecisión. En cambio, Bourgeois usa el pincel. “En realidad, toma más tiempo pintar un desenfoque que unos ojos”, añade el artista.
A la salud del Sol. El Sol siempre es muy grande, por lo que no ha entrado en el acrílico Daiquiri , pero, igual, manda saludos de mediodía sobre una joven que se crea la noche tras sus lentes. A una copa le ha crecido una fresa, y es que uno no termina de sorprenderse de lo que es capaz de hacer el verano.
Speedo retrata la cabeza de un nadador: el agua brinca y parece ser de un cristal inmovilizado ante su belleza. El cuadro hace recordar escenas acuáticas de los hiperrealistas Alyssa Monks y Eric Zener, y la admirable pintura El río , de Adrián Arguedas.
Un personaje insólito es Moose , un alce que casi no entra en una pintura de tres metros de ancho. Los cuernos vienen a ser unas manos surrealistas levantadas hacia el cielo.
Otros animales, muy distintos, se presentan en Derby . Xavier aporta aquí la prisa de una carrera de caballos: la agitación; el movimiento que corre porque se le van los potros; los ávidos jinetes, casi niños montados en un carrusel que los lleva en línea recta... El aire es diáfano y los colores vibran por intensos. El artista ha limpiado la escena pues el polvo fragoroso del hipódromo se ha quedado nublando la fotografía.
Sky también acelera los colores. Las que parecen dulces inocentes son pastillas de drogas químicas que se ven fotografiadas en Internet. “Sus fabricantes disimulan su enorme toxicidad bajo las formas de caramelos”, explica el artista.
“ Sailor fue una locura de trabajo durante un mes. Cuando vi la foto supe que era demasiado tentadora”, recuerda Xavier. El cuadro rehace la superficie de un yate vista desde la popa. La nave se ha escorado hacia babor (izquierda), de modo que parece que la galería se hunde hacia estribor.
Dices reproduce una foto publicitaria tomada en blanco y negro, y el arte de la veladura se luce en la indefinición del volante de un auto. A la par, en Smoke , las veladuras grises flotan jugando con el humo de un cigarrillo.
Pals (Amigas) es un extenso cuadro indiscretamente doble pues trae dos muchachas que nos miran tras anteojos reflexivos: conviene ir a observarlas de la misma manera.
Cual muñecas rusas. “Este no es mi único estilo, pero yo siempre he hecho realismo. Cuando era muy joven, supe que esto me funcionaba. Hice siete pinturas y las presenté a la Escuela de Bellas Artes de París, y me aceptaron. Hasta hoy, pinto diez horas por día: es una obsesión”, confiesa el artista.
Otra de las técnicas que Xavier aplica consiste en chorrear pintura de distintos colores sobre una lámina de material plástico. Cuando los chorros se secan, él desprende la pintura, que se ha convertido también en una lámina, pero muy frágil: una obra abstracta que puede apreciarse de un lado y del otro.
“Durante un tiempo hice muchos retratos, pero de amigos, de personas conocidas. Vivo de la pintura desde hace veinte años”, agrega Xavier.
Xavier Bourgeois ha participado en exposiciones en Costa Rica. “Klaus Steinmetz ha llevado mi arte a ferias en Brasil, Colombia y Perú”, detalla el creador. ¿Por qué escogió Steinmetz exponer obras de Xavier Bourgeois?:
–Me sedujeron su oficio, su innata capacidad de tomar la imagen como si fuera un “objet trouvé” y, pasándola al nuevo contexto de la pintura, de ubicarla en un nuevo plano semántico: la realidad retratada que luego es retrato pintado..., como una muñeca rusa de significantes.
La asombrosa maestría de Xavier Bourgeois no solo inquieta a la verdadera realidad: el gran formato de sus pinturas la hace pensar que así sería la realidad si el universo hubiera sido más grande –para otro Big Bang será–.
Hiperrealismo pop permanecerá hasta fines de octubre en la galería de Klaus Steinmetz. Tel. 2228-0598. Facebook: Klaus Steinmetz Contemporary Art