El Festival de Coreógrafos Graciela Moreno es, sin duda, un espacio vital para la danza escénica en Costa Rica, y en el 2014 se está celebrando su XXXI edición. Este festival sigue siendo un estímulo para los creadores y bailarines, pues les permite mostrar sus propuestas en las mejores condiciones escénicas, además de los diferentes reconocimientos que se otorgan.
En esta ocasión, durante cuatro días, se podrán ver 11 obras de estreno y una noche de homenaje a la maestra uruguaya Cristina Gigirey, de quien se interpretarán dos de sus coreografías emblemáticas: Proceso y La casa de Bernarda Alba.
El jurado internacional de esta jornada lo integran Susana Williams (Guatemala), Bárbara Foulkes (Argentina) y Thomas Noone (Inglaterra); ellos determinarán una obra destacada en tres categorías, así como al mejor intérprete. El público también podrá elegir su creación favorita. Por su parte, la Alianza Francesa dará un reconocimiento al mejor diseño de vestuario.
En la primera noche participaron con su primera incursión Ana López, con Dopplegänger , y Pablo Caravaca, con Quimera . La experta Sol Carballo presentó Irascivas y, de Christopher Núñez, en categoría de iniciado, vimos Retrato de un pájaro .
Ana López presentó un quinteto (Leonardo Aguirre, López, Pablo Marín y Lina Valverde) titulado Dopplegänger que está inspirado en el desdoblamiento de la personalidad.
En este trabajo se observó un interesante manejo del espacio y las múltiples dinámicas del movimiento en las cuales, el elenco, la mayoría de las veces, logró sincronía y fluidez. Un apagón generó un falso final o inicio de otra historia.
De la experta Sol Carballo se ejecutó Irascivas , un cuarteto (Sol Pardo, Andrea Núñez, Carolina Quirós y Sofía Quirós) cuya temática es el enojo enfocado desde la perspectiva femenina.
Es un trabajo redondo y limpio, en el cual destaco la intervención de Carolina y Sofía Quirós, quienes ejecutaron los movimientos con mucha energía y precisión.
Después del intermedio arrancó Quimera , un dúo creado por Pablo Caravaca, e interpretado por Isabel Guzmán y Wendy Chinchilla con música original de Carlos Escalante y vestuario diseñado por Isadora Scorza.
Esta fue, para mí, la obra que más disfruté, ya que en ella todo se conjugó de manera natural y armónica en función de una idea y contó con una excelente ejecución corporal.
En este trabajo quiero destacar la integración de la partitura musical con el movimiento, y las múltiples cualidades que lograron las bailarinas, así como el manejo de la luz y el vestuario.
El cierre de la noche fue el trío masculino (Alfonso Castro, Diego Flores y el autor) denominado Retrato de un pájaro , de Christopher Núñez.
Cuenta con un tema alusivo a la libertad y en su desarrollo se involucra el movimiento y los elementos plásticos. Sin embargo, Núñez pudo haberle sacado mayor provecho a la jaula ya que es un recurso protagónico. Muchas veces, cuando los autores interpretan sus obras, no ven los puntos débiles. Fue una noche de buenos trabajos y el público lo aplaudió con gratitud.