Una mandíbula de bestia, un cajón de madera o unos vistosos y sensuales trajes bastaron para que cientos de universitarios bailaran y cantaran ayer a ritmo de punta, samba y la música autóctona afroperuana.
Ritmo, color y sabor fue lo que sobró ayer en la Universidad de Costa Rica (UCR) cuando, durante casi cuatro horas, los garífunas de Honduras, la samba Rosas de Oro de Brasil y el Perú negro, invadieron con sus tambores, bailes y cantos el parqueo de la Escuela de Artes Musicales.
Como parte de las actividades del Festival Internacional de las Artes (FIA 96), estos tres grupos representantivos del más legítimo folclor de sus respectivos países se presentaron ayer en concurrido concierto al aire libre.
A falta de butacas, los árboles, techos de autobuses, balcones, el suelo y hasta postes de electrificación fueron buenos para que los estudiantes de la UCR la pasarán de lo grande.
El primero en aparecer fue el Ballet Nacional Folclórico Garífunas, que durante hora y media danzó y tocó música afrocaribeña. Este grupo procede de la costa caribeña de Honduras y está integrado exclusivamente por negros pertenecientes a la etnia garífuna, quienes cantaron en su lengua y bailaron punta, ritmo que se hizo popular con la canción Sopa de caracol, pero que ellos dicen es propio de sus comunidades.
La Asociación Cultural Perú Negro hizo una presentación en la que los 26 integrantes cantaron y bailaron durante poco más de una hora los ritmos propios de la población de raza negra de ese país andino, conformado por gran cantidad de etnias. La interpretación con cajas de madera --su instrumento predilecto-- se robó las palmas de las universitarios.
Y para cerrar nada menos que la Escuela de Samba Rosas de Oro y su espectáculo Meu Brasil brasileiro, interpretado por su grupo de música y esculturales bailarinas, hicieron que la fiesta reventera y que todos se tiraran a pista en el parqueo de la Escuela de Música.