Es común que en Semana Santa los canales de televisión proyecten numerosas producciones relacionadas con la historia de Cristo. Una de las clásicas es la miniserie anglo-italina estrenada en 1977, dirigida por Franco Zeffirelli y protagonizada por Robert Powell: Jesús de Nazaret.
A simple vista podría creerse que es una película muy larga (tiene una duración de seis horas), pero en realidad son capítulos que narran los acontecimientos en la vida del Mesías, desde su nacimiento, hasta su resurrección.
El encargado de interpretar al hijo de Dios fue el actor británico, quien hasta en 1977 no era un personaje muy reconcido en la industria y tampoco estaba consciente de su potencial, pues para la audición del megaproyecto de Zeffirelli audicionó para un papel secundario, el de Judas.
Pese a que el papel fue creado para actores de la categoría de Dustin Hoffman o Al Pacino, ninguna de las estrellas se parecía tanto a la imagen que Occidente tenía de Jesús de Nazaret como Powell.
Con 32 años en ese entonces, a Powell le bastaron sus enormes ojos cristalinos y azules, su cabello largo y su barba tupida para convencer al director de la miniserie de otorgarle el protagónico.
Durante las grabaciones, el británico tenía prohibido pestañear, pues según Zeffirelli esto daba más credibilidad a que Jesús era un ser divino. Las únicas escenas donde “Cristo” pudo pestañear fueron en las de la pasión.
“El único problema es que, después de escoger a Powell en el papel de Jesús, tuvieron que lidiar con el hecho de que él convivía con una mujer sin haber contraído matrimonio”, relató el periodista Quentin Falk en su libro Extraños -pero ciertos- momentos en la historia de la televisión.
“Después de que se conoció que sería el ‘Mesías’ aparecieron titulares como ‘Jesús vive en pecado con su novia’, por lo que Powell tuvo que casarse con ella de inmediato”, agregó Falk.
Estos bulliciosos titulares no evitaron que el actor se convirtiera en la imagen de referencia sobre Jesús de Nazaret. Luego del estreno, el rostro de Powell comenzó a adornar las casas, las iglesias y los centros de oración de miles de lugares católicos alrededor del mundo.
“Una vez estaba en Venezuela grabando una serie italiana. Y era Semana Santa, y resulta que cuando entramos a una iglesia que había por allí se me acerca un señor y me dice sonriendo: ‘Es curioso, entré en esta iglesia porque la imagen que tenemos detrás del altar y veneramos es precisamente usted’”, comentó Powell en una entrevista con Canal 5, de Reino Unido.
Actualmente, con 78 años y casi cinco décadas después, el actor nunca pudo escapar de su papel como Jesús. Existen rumores que tras finalizar las grabaciones, tomó terapias para alejar la idea de ser el hijo de Dios de su mente. Incluso, se desprendió de todo lo que lo hacía verse parecido al personaje.
“Aunque siempre trato de minimizarlo, no puedo dejar de sorprenderme de que me sigan parando en calles de distintos lugares del mundo, incluso con el pelo corto, gafas y sin barba”, dijo el actor a Smithsonian Channel.
Tras aceptar el papel que lo posicionó en el mundo del cine, Powell, hizo papeles relevantes en producciones como Los 39 escalones (1978), Arlequín (1980), Chunuk Bair (1992) y la miniserie Shaka Zulu (1986). Además, incursionó en narraciones de programas de televisión, publicidad y audiolibros, hasta que se retiró del mundo del entretenimiento.
Robert Powell vive retirado del mundo mediático, el cine y prefiere llevar una vida tranquila leyendo y disfrutando con los suyos. Se ha convertido en una de las figuras más codiciadas por los medios de comunicación porque hace muchos años que no es alcanzado por los flashes de las cámaras.
Un filme lleno de excentricidades
Sin pestañear. Para darle un sentido más espiritual el director prohibió a Robert Powell cerrar los ojos, y este debió sostener la mirada hasta por siete minutos; solo en la crucifixión pudo pestañear.
Interminable. Al principio pensaron en una película pero el metraje llegó a las seis horas y veinte minutos; por eso terminó convertida en una serie televisiva para transmitirla por entregas.
Censurada. En Egipto los conservadores cuestionaron el guión, la autenticidad de las actuaciones y la prohibieron.