
Estamos en época de desastres en el cine de acción a lo Hollywood, donde se acaban las ciudades de Estados Unidos y, ocasionalmente, las de otros países. Pueden aparecer monstruos de metal, extraterrestres de rasgos caóticos o animales descarriados. Pueden suceder muchas cosas. A veces aparecen superhéroes, a veces no.
Ahora se trata de la investigación científica espuria, esa que se practica sin ninguna ética y solo para ganar millones de dólares, o sea, el dinero más que el interés científico. El filme se titula con dos vocablos y un solo significado: Rampage: Devastación (2018). De eso lleva su trama: de tres animales que arrasan ciudades.
Luego de una práctica genética salida de las manos de un laboratorio irresponsable, veremos cómo un lobo, un lagarto y un gorila albino llamado George se convierten en gigantes capaces de reducir a polvo cualquier gran ciudad. Al frente de ellos, tenemos al especialista en primates, el señor Davis Okoye, y a la doctora en Genética Kate Caldwell.
Dichos personajes están encarnados por Dwayne Johnson y Naomie Harris. El primero es totalmente inexpresivo, no se le mueve ni un pelo de la cabeza para hacer algo bueno con su personaje; la segunda, aparte de su grata presencia, parece diva en pasarela antes que personaje en medio del peligro. Rampage: Devastación es película dirigida por el canadiense Brad Peyton, quien se dedica a imitar todas las mañas y manías del cine de acción con desastres incluidos, para lo que se apoya en bastantes efectos especiales (algunos de verdad convincentes). Incluso, este filme es capaz de recordarnos los clásicos japoneses Toho. Puro reciclaje.
Por si no lo saben, este filme se basa en un videojuego de 1986. Por ahí, además de su acción harto excesiva, la película tiene rasgos de comedia, de melodrama y de ciencia-ficción, sobre todo de esto último, por lo que hasta es posible encasillarla dentro de dicho género.
Si bien los tres animales son víctimas de una mutación irresponsable e insensata, el filme no muta nunca con su estilo narrativo ni con su textura visual. Más bien, su ritmo es atropellado cuando quiere ser ágil y se notan las debilidades del montaje con facilidad: su historia quiere ir veloz, ser rauda, pero es más bien notorio que –por secuencias– arrastra los pies.
Lástima la buena introducción del relato (lo mejor de la película), que nunca impone un tratamiento continuo. En lo personal, sentí atinada la música, pero pasada de presencia (bueno el culantro, pero no tanto). Por otra parte, este filme necesita de buenos diálogos y, aquí, estos pecan más bien por simplones.
Con más hilos sueltos que vestido viejo, a Rampage: Devastación le falta frescura. En general, a este tipo de cine le hace falta renovación (aunque no sé si debo usar esa palabra, porque es peligrosa después de las elecciones habidas en nuestro país).
RAMPAGE: DEVASTACIÓN
- Título original: Rampage
- Estados Unidos, 2018
- Género: Acción
- Dirección: Brad Peyton
- Elenco: Dwayne Johnson, Naomie Harris
- Duración: 107 minutos
- Cines: CCM, Cinépolis, Nova, Cinemark, Citi
- Calificación: DOS estrellas ( * * ) de cinco posibles