Durante varios años Chito y Pocho fueron los protagonistas de un espectáculo que sorprendió al mundo. Hombre y cocodrilo formaron una pareja insólita que desafiaba a la naturaleza en medio de juegos y camaradería.
Una mañana, hace nueve meses, el reptil amaneció muerto y, en medio de su dolor, Chito prometió recordarlo eternamente. Ayer, Gilberto Shedden cumplió su promesa e inauguró un museo exclusivo para Pocho en el que fuera su hogar, el Centro Turístico La Tilapias, en Siquirres.
Todo estuvo listo desde muy temprano. Aunque al día se le antojó amanecer nublado, el personal del Centro Turístico Las Tilapias estuvo en pie desde buena mañana, preparando el ambiente de fiesta.
El restaurante y salón principal fue adornado con manteles floreados, heliconias, globos y fotografías del consentido cocodrilo; mientras una fuente de chocolate, palomitas de maíz, algodones de azúcar, pintacaritas, un castillo inflable y música a todo volumen, trataban de calentar el frío domingo.
Después del mediodía, los siquirreños comenzaron a desperezarse y poco a poco, el local comenzó a llenarse de familias completas que venían en busca del almuerzo.
Chito recibió desde temprano a los visitantes. Vestido con una camisa blanca y short, invitaba a todos a pasar por un camino de lastre para mostrarles la sorpresa que les tenía preparada.
“Bienvenidos a la casa de Pocho”, anunciaba un letrero gigante en el que sobresalía la imagen del reptil con las fauces abiertas.
Junto a la laguna donde Chito y Pocho ofrecían su show cada fin de semana fue construido un pequeño salón de madera, destinado a ser de ahora en adelante un singular museo en memoria del artístico cocodrilo.
Adentro, una docena de fotografías de su viejo amigo colgaban de las paredes. Eran los recuerdos de sus años de gloria, imágenes publicadas en la prensa nacional e internacional que los hicieron famosos en todo el mundo.
Al fondo del recinto, dentro de una urna de cristal, descansa el enorme reptil disecado. Su imponente figura fue colocada sobre un pedestal de arena y piedra que recrea la laguna en la cual vivió durante mucho tiempo.
Junto al enorme reptil, Chito colocó el taparrabos y la pañoleta que usó durante cientos de espectáculos, un tributo con el que simbólicamente su amigo se lleva una parte de él.
“Al principio pensamos en enterrarlo, pero la gente nos pidió que lo conserváramos. Entonces, en medio de nuestra tristeza, decidimos hacer este museo. Quise guardar ahí el traje de Tarzán porque eso es de Pocho, es parte de nuestra historia; no es que me haya retirado, tengo otros proyectos con los que usaré otras cosas”, aseguró Shedden.
A partir de ahora, el museo estará abierto los domingo, para que quienes visiten el centro turístico tengan la oportunidad de recordar a un personaje emblemático de su historia.
“Es algo difícil para mí, es como tener a alguien de la familia ahí, es algo durísimo, pero ahí lo asimilando uno. Hoy fue el primer día, creo que ya pasé la prueba, ahora quiero que la gente lo mire como el gran ejemplo que fue”,
Gran amistad. Pocho murió en octubre pasado, de causas naturales. Dos décadas atrás, Chito lo rescató en el río Parismina luego de que un ganadero de la zona le disparara en la cabeza. Tras varios meses bajo el cuidado de Shedden, el reptil se recuperó del percance.
La amistad que nació entre ambos llegó a tal punto que el animal le permitió a Chito ingresar a su laguna y enseñarle algunos trucos. Así nació el espectáculo que durante cuatro años ofrecieron al público en el Centro Las Tilapias y que atrajo a la prensa nacional e internacional, hasta la muerte del cocodrilo.
El 16 de octubre pasado, los restos de Pocho recorrieron el centro de Siquirres en una caravana que sirvió para que los vecinos del pueblo se despidieran de él. En la que fue su casa se realizó un concurrido acto religioso, marcado por oraciones y lágrimas.