Un reo condenado a 11 años de prisión por un intento de homicidio, quien se escapó el martes, a las 3:45 p.m. del Hospital Nacional Psiquiátrico Manuel Antonio Chapuí, en Pavas, San José, fue capturado por la Fuerza Pública este miércoles, a la 3:15 p.m., en la comunidad de Jardín, en Cariari de Pococí, Limón.
El individuo, identificado como Ariel Hernández Salazar, de 29 años, de quien se dijo huyó con ropa hospitalaria, recorrió en un periodo de 24 horas poco más de 115 kilómetros.
Al momento de su arresto vestía una camiseta, short y unas chancletas. La detención la realizaron oficiales de la Fuerza Pública, poco después de que recibieron informes confidenciales de que el prófugo había sido visto cerca de la casa de su madre en la comunidad de Jardín.
Los policías, durante uno de los recorridos, observaron a un hombre sospechoso escondido en un lote baldío, quien al ver la presencia policial comenzó a correr, pero los efectivos, que viajaban en motocicleta, lograron darle alcance y lo detuvieron.
En ese momento, se verificó que se trataba de Ariel Hernández. El sujeto fue llevado a valoración médica pues al parecer presentaba algunas lesiones y luego puesto a la orden de las autoridades de Adaptación Social.
Hernández, conocido como Chorejas y quien tiene tatuajes de Goku y Majin Buu (animé japonés) en sus brazos, es vecino del barrio El Jardín en Cariari de Pococí, Limón.
Había sido detenido el 24 de octubre del 2020, en un lugar conocido como la Vuelta del Zoncho, en la comunidad de Frutera, en Cariari de Pococí, pues el día anterior atacó con un “machete 28″ (tenía 43 centímetros de largo) a un hombre de apellidos Myrie Rodríguez, de 39 años.
Durante el juicio en el cual se juzgó a Hernández, realizado el 23 de setiembre del 202, en el Tribunal de Juicio de Pococí, Myrie relató: ‘Ese día (23 de octubre del 2020), yo me encontraba en un bar abandonado en Jardín. Me quedé entre dormido y despierto, vi que alguien llegaba; era Hernández. Me preguntó por una persona y se volvió a ir. Llegó de nuevo alterado y me dijo: ‘¿Qué anda haciendo usted aquí?, ¿usted de dónde es? Yo a él lo conocía de la calle. Llegó y me dijo: ‘Usted aquí nada tiene que hacer’ y sacó un veintiocho largo y me dijo: ‘Lo vengo a matar.
“Me pegó uno en la cabeza a nivel de cráneo (...), en el forcejeo me pegó otro en la espalda y en la mano. Me resbalé y caí. Me pegó otro machetazo en la costilla izquierda, salí corriendo en defensa, él venía atrás con el machete. Se metieron cuatro o cinco nicaragüenses y le dijeron si se mete aquí, lo garroteamos. Después de ahí, doña Marlen (una vecina) me recogió”, manifestó.
En esa ocasión, el tribunal conoció un dictamen médico forense del Organismo de Investigación Judicial (OIJ)en el cual se documenta que el hombre fue sometido a un examen mental que no encontró “alteraciones de las capacidades para discriminar entre lo lícito y lo ilícito. Es decir, esa dependencia (de Hernández ) a las drogas no afectó su conducta al momento de la comisión del hecho delictivo, sea dar muerte al ofendido, por lo cual sí poseía las capacidades para controlar su conducta”.
El 23 de setiembre del 2021, el tribunal integrado por Jeannette Mena Rodríguez, Juan José Bonilla Monge y Jeffry Thomas Daniels, sentenció a Hernández a descontar 11 años de prisión al encontrarlo responsable de un delito de homicidio simple en grado de tentativa. Ese día prorrogaron la prisión preventiva por seis meses, que vencían el 25 de marzo de este año.
La defensa de Hernández impugnó la condena ante el Tribunal de Apelación de Sentencia Penal de Goicoechea, que el pasado 6 de enero la admitió para estudio y resolución de fondo.
En esa resolución ordenaron “con carácter de urgencia” por resultar “indispensable y necesario que la Sección de Psiquiatría y Psicología del Departamento de Medicina Legal valorara al imputado Hernández Salazar para determinar si actualmente conserva o no la capacidad de comprender el carácter ilícito de sus actos. En caso de que se determine que el imputado no tenga la capacidad referida, se indique si es posible establecer el momento histórico en que dicha incapacidad se haya generado”.
Precisamente, mientras era sometido a esos estudios fue que Hernández escapó del hospital. Aunque se intentó conocer con el Hospital Nacional Psiquiátrico cómo se dio la fuga de Hernández, el centro médico por medio de la oficina de prensa informó: “La Dirección General de este centro desea informar de que siendo las labores de este centro y de los programas que coordina, la atención estricta en salud mental, no tenemos el detalle de lo relacionado con la salida no consentida del usuario indicado.
“La seguridad de las personas atendidas en Centro de Atención para Personas con Enfermedades Mentales en Conflicto con la Ley (Capemcol) es responsabilidad de la Policía Penitenciaria por lo que, de haber alguna duda al respecto de los procesos, protocolos o similares, le agradecemos dirigirse directamente con ellos”.
