Un hombre llegó hasta el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) para pedir ayuda por una situación que lo tiene incómodo e intranquilo desde hace vario tiempo.
Este sujeto, cuya identidad se reserva, hizo la fila respectiva en la Oficina de Recepción de Denuncias y, cuando era su turno, relató: “Alguien tiene acceso al satélite de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos). Ha hecho intentos de homicidio contra mí; me acosa, me perturba y no puedo estar en paz.
”La voz se me parece a la voz de un señor del cual ignoro el nombre”. El individuo cerró su queja al pedir que se investigue lo ocurrido y se dé con el responsable.
En otro momento, un sujeto también llegó al OIJ para denunciar que era víctima de persecución en Estados Unidos. “Contratan gente (no detalla quiénes) para que me siga a donde vaya; me tiran cosas encima. No sé si serán pesticidas o qué, pero algo me tiraron en el pelo en los EE. UU.”.
Mientras, una mujer, cuya identidad también se reserva, se quejó ante las autoridades porque alguien (no precisa quién) la “viola virtualmente”, le deja vellos púbticos en el inodoro y manchas en la cama. Además, se atreve desaparecerle su correspondencia.
Pese a que no hay una estadística al respecto, el OIJ aseguró que esas son solo tres de las muchas denuncias “fantasiosas” que están obligados a recibir, desde el 2014, por orden de la Sala Constitucional.
Entre ese año y el 2015, el alto tribunal emitió tres fallos donde obligó a las autoridades judiciales a aceptar todas las quejas para garantizar a los ciudadanos el acceso a la justicia.
Esas resoluciones permiten que la ciudadanía pida que se investigue la presencia de extraterrestres, la práctica de brujería, el robo imaginario de televisores o la supuesta persecución de cuerpos policiales estadounidenses, según detalló Wálter Espinoza, director del OIJ.
“Hay un aumento representativo de las manifestaciones de delito que el OIJ capta en todo el país. Una part.e de ese aumento tiene que ver con la recepción de estos datos que son incoherentes, pocos razonables y no constituyen delito, desde ningún punto de vista”, agregó.
Antes de esos fallos, el OIJ podía indicarle al quejoso que lo denunciado no constituye delito y, en caso de que hubiese una contravención, los remitía al juzgado correspondiente.
“Así evitábamos activar todo el sistema por estas quejas”, expresó el jefe policial.
El perfil
Generalmente, cuando una persona interpone una denuncia, tarda como mínimo 45 minutos. Entonces, ¿quiénes suelen sacar ese tiempo para hacer una queja fantasiosa?
El director policial contó que tienen identificadas a ocho personas que suelen llegar a presentar este tipo de denuncias. La mayoría de ellas padecen de un mal mental, agregó.
Uno de los quejosos ha interpuesto 58 denuncias, sobre todo por administración fraudulenta contra expresidentes y otras personas en cargos públicos.
Otro señor tiene 33 quejas. Algunas de ellas son porque supuestos ladrones ingresan a su vivienda. Pero, cuando los agentes judiciales hacen la revisión del sitio, descubren que todo está en orden.
“Hay gente que viene a denunciar a una vecina porque está poseída por el demonio y, según dice, cuando pasa por su casa la ve con ojos de fuego.
”A estos clientes frecuentes nuestros los recibimos y tratamos con más sensibilidad, cariño y respeto porque son personas que tienen alguna dificultad”, expresó Espinoza.
El costo
Lejos de lo llamativo del asunto, estas denuncias terminan por tener un peso importante en la labor diaria del Poder Judicial.
Como mínimo, cinco funcionarios de la institución deben dedicarle tiempo a estos casos, lo que provoca que se distraigan de procesos como asaltos, robos u homicidios.
Cuando una persona interpone una denuncia, un funcionario de la Oficina de Recepción de Denuncias debe atenderlo. En ese trámite se duran 45 minutos, aproximadamente.
Luego, la queja es trasladada a la sección correspondiente del OIJ y es asignada a un agente. Este deberá elaborar un informe en el que explique lo sucedido y haga un análisis de los posibles delitos.
Ese documento lo debe revisar su jefe para darle el visto bueno. Una vez concluida esta parte, el informe pasa a manos de la Fiscalía.
El fiscal tiene dos opciones: la primera, devolver el caso al OIJ para pedir que se investigue más, la segunda y, más común, que pida la desestimación.
En caso de que sea la última, debe presentarse ante un juez para hacer la solicitud formal.
La duración que tenga el proceso por estas denuncias es variable. Generalmente, es muy expedito, agregó Espinoza.
“Nosotros somos policías, nos limitamos a recibir denuncias y reportarlo a la Fiscalía para que nos diga si hay o no delito. Nosotros, con base en experiencia podemos decirlo, pero, por un tema de sistema y por cuestión de legalidad, no podemos decir si es o no delito”, insistió Espinoza.
De momento, el Poder Judicial no tiene un monto estimado de el costo económico que implican estos procesos. Lo que sí cosaben es que generan una alteración en el recurso humano.
“Nosotros tenemos una capacidad instalada para recibir denuncias de delitos. Esa capacidad sufre un menoscabo cuando alguien se sienta y quiere presentar una denuncia fantasiosa. Implica destinar espacio y recursos”, concluyó.
Carlos Núñez, juez de juicio, señaló que efectivamente todas esta denuncias activan el sistema judicial. Cuando se conoce que son quejas fantasiosas, la Fiscalía manda a desestimar el proceso lo más rápido posible.
Se intentó obtener una versión del Ministerio Público, pero no se obtuvo respuesta.