Cada 17 horas una persona muere en un accidente de tránsito en las carreteras del país. Según las estadísticas de la Policía de Tránsito, en los primeros ocho meses del año se registraron 334 fallecidos in situ, 30 más con respecto al mismo periodo del 2022, cuando hubo 304.
Al hacer el desglose, la motocicleta, por décimo año consecutivo, es el vehículo más mortal, pues el 51% de las víctimas (169) viajaban en moto. Este flagelo es particularmente más grave en zonas rurales de la zona norte, por ejemplo, donde cientos o miles de personas se movilizan en este tipo de dispositivo, muchas veces sin educación, o implementos de protección.
No obstante, la principal causa de los siniestros es el exceso de velocidad, pues 150 personas (el 45% del total), murieron en choques, vuelcos y atropellos donde medió la velocidad. Además, si se le suma la invasión de carril, que de alguna manera se vincula a la premura, suman el 68% de los 334 decesos viales del 2023.
La tercera causa es la imprudencia del peatón, con 29 fatalidades.
“Es clara la tendencia desde el año pasado con este tema (velocidad al volante); parte de los enfoques preventivos que queremos fortalecer están vinculados a este tema, más a las puertas del último cuatrimestre del año, en el que tenemos fines de semana largos en setiembre y diciembre, fiesta patrias y ya para inicios de noviembre comienzan las fiestas de empresas por la Navidad y ni hablar ya de la temporada navideña propiamente dicha y el receso de fin y principio de año”, dijo el director de la Policía de Tránsito, Oswaldo Miranda Víquez.
El jerarca agregó, en un comunicado de prensa, que muchos de estos accidentes podrían evitarse si hubiese una mejor planificación de los desplazamientos. Por ejemplo, salir más temprano al trabajo o la cita médica, no abusar de la velocidad cuando se sale de paseo y ser precavido cuando se viaja por rutas desconocidas.
Al revisar los datos de estos ocho meses se repiten algunas condiciones, por ejemplo, que la mayoría de las víctimas son personas jóvenes, menores de 30 años y que las horas con más siniestralidad son entre las 6 p. m. y las 6 a. m. cuando convergen la oscuridad, calles despejadas propicias para acelerar y el consumo de licor.
¿Qué hacer para frenar las muertes en carretera?
Roy Rojas, director de Proyectos del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi) se ha pronunciado durante años sobre la siniestralidad y él sostiene que el principal eje para frenar las muertes es un control policial riguroso, con más efectivos de la policía en las calles. “Es la medida más efectiva y la más respaldada por la ciencia”, aseveró, pues con ella se controla velocidad, alcohol y otras drogas.
Según explica, el conductor se inhibe de un comportamiento irresponsable cuando sabe que hay un oficial en la carretera por la que circula.
Empero, la realidad es que el país tiene un déficit no estimado de tráficos. En junio anterior La Nación tuvo acceso a un informe del sindicato Unión Nacional de Oficiales de Tránsito y Afines (Unaotraa). En cuestión de 10 años, la Policía de Tránsito pasó de 1.043 oficiales que tenía en el 2014, a 694 este año, es decir, un 30% menos.
Si se excluye de la planilla a los policías que están en labores administrativas, el país cuenta con apenas 126 oficiales por cada turno de ocho horas, para cubrir los 32.075 kilómetros de las carreteras de Costa Rica, el equivalente a 255 kilómetros por cada agente.
Carlos Ávila, viceministro de Transportes reconoció en aquel momento las limitaciones, pero no aclaró qué pasó con un concurso para contratar nuevas plazas que quedó varado antes de la pandemia.
Roy Rojas destacó que en zonas rurales, donde ocurren muchos accidentes, convergen la falta de oficiales y la poca educación vial de los conductores. Por eso anunció 15 talleres de capacitación a motociclistas, con énfasis en San Carlos.