
El rescatista y buzo de la Cruz Roja, Minyar Collado, quien participó en el rescate de las personas ahogadas el viernes en el río Pejibaye, dice que las corrientes de los ríos pueden convertirse en una trampa mortal por cambios repentinos.
En esta entrevista, concedida a La Nación, el especialista explica qué pudo haber ocurrido en Tucurrique.
– ¿Qué encontraron en la topografía?
– Una empresa realiza una remoción de materiales en el río o dragado. Eso genera una modificación en el río que es como un tipo de poza, pero resulta que genera un efecto remolino.
– ¿Cómo afecta eso?
– Una persona que no sepa nadar bien y que no identifique esos remansos al lanzarse o caer ahí comienza a dar vueltas por toda la poza. Al ver eso, la persona se asusta e intenta salir por un punto que no es el adecuado, nada contra corriente, se cansa y se ahoga.
– ¿Qué ocurrió el viernes?
– Una de las muchachas salió del remolino, pero luego, ya cansada, fue arrastrada a unos 75 metros de la poza y se ahogó. La otra muchacha, que cayó en el remolino se empezó a ahogar, el señor se lanza a ayudarla, pero los dos mueren ahogados.
– ¿A qué profundidad estaban?
– La poza no era muy profunda, es de unos tres metros y medio. Ambos estaban en el centro, muy cerca uno de otro en el fondo. Hace como tres meses hicimos un rescate de un muchacho ahogado en la laguna de Río Cuarto y estaba a 68 metros de profundidad.
– ¿Cómo entran los rescatistas?
– Gracias a la experiencia y los entrenamientos para rescate en ríos, sabemos reconocer esos remolinos, así como las zonas seguras por dónde se puede entrar y las de salir. Eso va acorde con el movimiento del agua. Así evitamos riesgos, además de que llevamos equipo de buceo.

– ¿Fue un rescate complejo?
– Para nosotros no, ya que con pesas e inyección de aire al chaleco controlamos la forma de movernos en la corriente, además, un compañero vigila desde arriba todos los movimientos. La recuperación duró unos cinco minutos.
– ¿Cómo lo hacen?
– Llevamos cuerdas en proporción a la profundidad, sujetamos los cuerpos y damos señal a los de la superficie para que empiecen a jalar la cuerda.
– ¿Qué errores frecuentes llevan a estas tragedias?
– Cualquier río, aunque no se esté dragando, tiene características irregulares, por lo que hay que buscar la zona óptima. Si en un río hay rafting u otras actividades deportivas, quiere decir que tiene una corriente fuerte. Si hay dragado, eso implica modificaciones de corriente, que pueden convertirlo en una trampa mortal.
“Aunque hay una versión de que una de las muchachas se resbaló, todos estaban con traje de baño. También es importante dar una hora y media después de haberse alimentado, para entrar al agua y no hacerlo si se han ingerido bebidas alcohólicas. Nunca hay que entrar solos y no usar flotadores, porque las personas se confían y el agua los puede volcar o arrastrar fácilmente”.
– ¿Recuerda más emergencias en ese río ?
– Sí, es el mismo río y un lugar muy cerca de donde en el 2017 los operadores de una retroexcavadora y una vagoneta quedaron atrapados.
– ¿En qué consistió el equipo de rescate?
– Usamos equipo de buceo, cuerda y equipo para inundaciones. También nos ayudaron unos muchachos que hacen rafting en ese río y que se posicionaron aguas abajo ante el riesgo de que el agua me arrastrara o se llevara alguno de los cuerpos.