Gerardo Chaves Sojo enfrenta con gran pesar la pérdida de su hermano, Andrey Chaves Asenjo, un barbero de 29 años cuya vida se truncó apenas este martes, cuando fue arrastrado por la correntada de un río que cruzaba la Trinidad de Moravia.
El incidente tuvo lugar al final de la tarde, cuando Andrey visitaba a una amistad en la urbanización El Paseo 2. A medida que la lluvia incrementaba, el caudal del río que pasaba detrás de la vivienda crecía gradualmente. En un momento dado, el río inundó la casa y arrastró una lavadora, lo que llevó a Andrey a intentar rescatarla. Sin embargo, la fuerza de la naturaleza le jugó una mala pasada, provocando que el terreno en el que se encontraba cediera y cayera al río.
Ante esta tragedia, los equipos de rescate de la Cruz Roja y los Bomberos acudieron al lugar, y casi 20 horas después encontraron el cuerpo de Andrey en la orilla del río, sin signos vitales. El muchacho dejó dos hijos, el mayor de apenas 12 años y quien en noviembre se graduará de sexto grado, algo que su papá esperaba con mucha ilusión.
Un papá amoroso que quería ver a sus hijos superarse
Para su hermano Gerardo, la pérdida de Andrey es sensible, pues ambos mantenían una constante comunicación y se ayudaban mutuamente. “Él solía llamarme para consultarme sobre arreglos que realizaba en su automóvil; me pedía ayuda y yo le brindaba orientación”, compartió Gerardo, quien trabaja como mecánico automotriz en Guápiles.
Cinco años atrás Andrey contrajo matrimonio con Laura Pérez, con quien tuvo dos hijos y a quienes pretendía darles lo mejor y que no les faltara nada. “Él soñaba con que ellos fueran profesionales para que no pasaran por las necesidades que él pasó. Estaba deseando que su hijo mayor se graduara de la escuela porque está en sexto grado de la escuela”, agregó Gerardo
Gerardo también afirmó que aquellos que conocieron a Andrey lo recordarán como un muchacho dedicado a su familia y siempre dispuesto a ayudar a quienes necesitaban su colaboración.
“Era un hermano excepcional, un hijo ejemplar y como padre yo me quito el sombrero. Era una persona muy trabajadora que enseñaba barbería, tenía su propia barbería, y cuando no estaba allí, trabajaba como conductor en plataformas de transporte privado. Para los hijos deseaba que tuvieran un buen futuro, que fueran profesionales y que no les faltara nada”, resaltó Gerardo.
Días antes de la trágica pérdida de Andrey, le pidió a su hermano que lo ayudara a reparar su automóvil. El día del accidente, Gerardo le envió un mensaje para saber cómo estaba, ya que quería saber cómo se encontraba y el cómo le había quedado el carro luego del arreglo.
“Curiosamente, el día en que falleció, tenía la intención de enviarle un mensaje para saber de él, pero noté que no respondió y luego yo le pregunté que si estaba bien. Alrededor de las ocho de la noche me dieron la noticia y de inmediato me dirigí desde Guápiles”, recordó el hermano de la víctima.
Andrey disfrutaba del ciclismo de montaña como pasatiempo y trató de inculcar este interés en sus seres queridos, incluyendo al hijo de Gerardo.
“Era como un segundo padre para mi hijo. Además, él participaba en competencias de ciclismo, y tenía fotografías de sus participaciones en carreras, aunque poco a poco se estaba retirando del ciclismo debido a la falta de tiempo”, concluyó Gerardo.