Viajar es una de mis principales pasiones. He viajado con amigos, familia, novio… y siempre han sido bellas experiencias. Sin embargo, aventurarse sin compañía a tomar un avión aporta un matiz distinto, una sensación de libertad diferente.
Quizá, me marcó el hecho de que mi primer viaje importante en la vida lo hice sola. A mis 20 años trabajaba en una agencia de publicidad, tenía unos ahorros y dos opciones: comprarme un carro o viajar. Fue fácil. Tomé una mochila y decidí ir a Europa, esa decisión cambió mi forma de pensar y, definitivamente, el rumbo de mi vida. Acumular sellos en el pasaporte se convirtió en mi pasatiempo favorito.
Tengo muy claro los momentos en los que he sido plenamente feliz, ese sentimiento de felicidad que llena el corazón y que crea una sonrisa gigante en el rostro. La primera vez fue en París, en aquel primer viaje, justamente sola en frente del Arco Del Triunfo.
Año con año, voy sumando lugares que he conocido y también voy ampliando la lista de deseos de sitios por conocer. Para mi cumpleaños número 35, planeé conocer un nuevo continente: África.
Planeando un viaje a África
El año pasado decidí que quería hacer un viaje importante, pero esta vez quería contratar una agencia de turismo, algo que nunca había hecho, quería probar el servicio y tener esa experiencia.
Por recomendaciones de amigos llegué a Barcha Trails, les di un presupuesto y una fecha, me recomendaron viajar a Sudáfrica. La idea me llenó de entusiasmo.
La temporada ideal para hacer safaris es durante la estación seca (entre abril y octubre) debido a que la naturaleza esta árida y los animales se pueden divisar mejor. En cambio, los meses de diciembre, enero y febrero son más húmedos, pero permite admirar hermosas especies de aves.
Llegué a la Ciudad del Cabo (mejor conocida como Cape Town), al oeste de Sudáfrica, en diciembre del 2019. Lo primero que noté fue la Montaña de la Mesa, una montaña extensa a lo largo y plana en lo alto, es tan imponente que se logra ver desde cualquier lugar de la ciudad. La visité durante la mañana del día siguiente, se puede subir caminando o en teleférico.
Luego fui a la bahía Waterfront, una zona segura con muchos lugares para comer y hacer compras. En el centro comercial ofrecen el servicio de helicópteros turísticos a un precio accesible, así que decidí comprar un vuelo de 15 minutos sobre la ciudad. ¡La vista valió cada centavo!
En Cape Town estuve cuatro días, es una ciudad que me sorprendió, una mezcla entre Holanda y California.
En los días siguientes conocí las playas de la ciudad, fui al cabo de Buena Esperanza y también visité una colonia de pingüinos africanos... ¡son hermosos!
Además, mi pasión por el vino me motivó a realizar un tour a Stellenbosch, degusté vinos de la zona y descubrí mi nuevo tinto favorito: el Pinotage. Si usted algún día va a África, considere mi recomendación y tómese una copa… o varias.
Reserva africana
Llegó uno de los momentos más esperados del viaje: el safari. Mis expectativas eran altísimas, reservé en una reserva privada contiguo al Parque Kruger, llamada River Lodge de Lion Sands. Es un hotel mágico, inmerso en la naturaleza y mezcla el estilo rústico con lo lujoso. Cuenta con excelente servicio, comida y bebidas, piscina, spa y un comedor al aire libre donde se pueden ver diferentes animales. Mis expectativas fueron superadas.
Al ingresar me indicaron que era la única huésped viajando sola, me recomendaron no caminar en la noche sin compañía pues los animales entran al hotel y pueden atacar, así que en las noches siempre me acompañaba alguna persona. Una experiencia completamente nueva.
Ese mismo día hice mi primer safari, me asignaron un guía y compartí la aventura con una familia inglesa que también estaba hospedada en la reserva. Hice nuevos amigos, nunca me faltó alguien con quien conversar o quien me tomara una foto con un elefante atrás.
Hice cinco safaris durante mi estadía, unos por la mañana y otros por la tarde, es importante hacer ambos horarios ya que los animales tienen diferentes hábitos, algunos cazan de noche, otros en el día.
Cumplí el sueño de todo turista de safari, ver los famosos “cinco grandes”: elefante, león, rinoceronte, búfalo y leopardo. El más difícil de encontrar fue el leopardo, el guía hizo una búsqueda siguiendo huellas en la tierra y logramos dar con una hembra escondida entre arbustos.
También aprecié aves con mezclas de colores inimaginables, tortugas, impalas, hienas, jabalíes, cebras, jirafas, monos e hipopótamos, entre otros. Hacer un safari es recibir una clase intensiva de ciencia y biología. El contacto con la naturaleza nos permite entender el funcionamiento del reino animal y comprobar por qué el león es un verdadero rey.
Llegó el día de irme, por última vez subí al Land Rover descapotable, color verde militar, que me llevarían al aeropuerto. De nuevo sentí esa felicidad plena que les conté al inicio, el corazón se agitó, me sentía feliz a más no poder, con una sonrisa de oreja a oreja. Ahí estaba yo, sola, con nuevas amistades y nuevos conocimientos. Sin duda, viajar es alimento para el alma.
Tips para viajar sola
Si usted puede viajar sin compañía, ¡hágalo! No espere a tener pareja, poner de acuerdo a toda su familia u organizar un paseo con amigos. La vida pasa y este tipo de experiencias son las que trascienden. Eso sí, cuando lo haga tenga en cuenta estas recomendaciones:
- Busque destinos seguros.
- Investigue sobre la cultura y la vestimenta, algunos lugares no permiten cabello, brazos o piernas expuestas.
- No se exponga, no camine en lugares solitarios, evite mostrar dinero, joyas o aparatos tecnológicos costosos.
- Siempre comparta su itinerario con algún familiar o amigo.
- Concentre la mayoría de las actividades en el día para que en la noche ya esté en el hotel.