¿Les soy sincera? Tenía mucho miedo de comenzar este artículo y por eso tardé en lanzarlo. Para escribirlo entró en mí el “síndrome del impostor” por medio de Úrsula, a como dice la escritora Romina Sacre, esa voz que nos dice NO, No lo vas a lograr, con qué tiempo, no te van a leer, no lo terminarás.
Pero acá estoy, acostada en la alfombra de mi cuarto escribiéndoles a la 1:00am en notas del cel, porque le quiero ganar a Úrsula y escribirla de una vez por todas. Empiezo con un tema que yo sé que muchas luego de ver la peli hace algunos meses y ahora que está disponible en línea, hemos tenido nuestro momento de meditación para armar un rompecabezas. Barbie.
Fui a ver la peli con mi mejor amiga y su hija Cami, y hace algunos días la volví a ver. En la noche mi memoria solo daba vueltas y no paraba.
Si había una niña fan de Barbie era yo. Mi rincón donde tenía la casa, sus carros y momentos de recreación eran mi espacio seguro. Un espacio donde inventada las historias y aventuras más divertidas, un espacio para escapar cuando mis papás se peleaban, un espacio en donde podía ser yo misma, con mis miedos, sueños y aspiraciones.
Recuerdo que según mi mood así era el día de mi Barbie. Me sorprendí cuando en la película reflejan esa conectividad entre la humana y la muñeca, si es real, así era, así lo sentía. ¿Ustedes también o solo es una cosa rara mía? Si yo estaba triste mi Barbie se quedaba todo el día en cama viendo tv, pero cuando estaba muy alegre, hacía fiesta de piscina en el cuarto de pilas de mi casa (si, la pila era una piscina gigante para ellas). Invadía los espacios de la casa para las más grandes aventuras.
Mi favorita era una morena, con pecas en las mejillas, cabello oscuro y largo, porque según yo, me parecía a ella. Se llamaba Eimy porque así se llama la muñeca de mi mamá, no es una Barbie, pero una muñeca al fin.
Recuerdo que con Eimy yo jugaba a lo que yo quería de grande y pensándolo bien a muchas de esas aventuras, ya le puedo poner check. Tener un espacio seguro de amigas y amigos, logró ser periodista, viajar, cantar a todo pulmón en su carro, vivir sola y obvio ir a fiestas de piscina. A Eimy nada la atrasaba, solo alistaba sus cosas en la maleta rosa -obvio- y se iba a buscar aventuras, sola o acompañada.
¿Ustedes también tenían al Max Steel de sus hermanos como su novio? En ese viaje de mi memoria luego de la peli, recordé una “discusión” de Eimy con Max. Él no “dejaba” que ella hiciera actividades sola, porque la quería “proteger”, así que ella empoderada le dijo que él no la mandaba y que ella podía sola y lo dejó. Lloró un ratito, pero se secó las lágrimas y comenzó una nueva vida. Si, yo inventaba esos guiones a los 8 años, pero pensándolo bien, desde ese momento estaba armando mi carácter como mujer y demostraba con mis muñecas lo que quería y lo que no iba a permitir. ¡Eimy eso también lo hicimos en vida humana! No nos dejaban volar, soltamos y ahora brillamos más fuerte.
La película Barbie es una curita al corazón a mi niña interior, para devolver casete y recordar a esa niña que imaginaba y soñaba en grande, que se sentaba horas y horas a jugar con sus muñecas. Soñar sí, a como dice su frase a ser lo que queramos ser.
Nos demostró que no somos perfectas, que nos podemos “descomponer”, pero que cuando volvemos brillamos aún más. Que nuestro cuerpo está en evolución, que sentir profundo todas las emociones y sentimientos, no es ser intensa, es vivir. Que no todos los días son perfectos y color de rosa, pero que siempre podemos dar lo mejor de nosotras, sacar nuestra mejor versión. Es no dejar a ninguna de lado solo por ser la “rara” y es no tener que caminar de “puntitas” para caerle bien a todos. Menos volver a una caja que nos ate.
Es entender la lucha que hemos tenido como mujeres durante tantos años, para defender nuestro mundo, un mundo que no ha sido fácil de mantener, un mundo aún injusto, desigual y machista. El patriarcado aún sigue, pero se maquilla y se disimula mejor. Demuestra, aunque suene trillado, que juntas somos más fuertes y poderosas, que no importa qué hagamos o qué hemos logrado, somos mujeres y tenemos el mismo norte, seguir luchando por ese mundo “ideal” en donde todos nuestros derechos se cumplen para todas, sin dejar a ninguna atrás, rescatarnos entre nosotras.
Me hizo entender que también somos un espacio seguro para muchos Allan, ese amigo incondicional y cómplice que nos entiende y se une a nuestra lucha. Mi mejor amigo puso en un chat “toda mi vida he estado rodeado de Kens y las mujeres siempre han sido las que me aceptaron y recibieron. Debo demasiado a mis amigas y siempre he estado rodeado de esas Barbies que me han dado amor, me han recibido y me han aceptado como soy. Así que gracias por eso, las amo”.
Barbie en toda la película lideró el camino y desconectó para conectar. Me recordó que la realidad es incómoda, que la vida se trata de cambios y que sí, es aterrador, pero que, si vemos hacia atrás, veremos todo lo que hemos logrado, para decirnos a nosotras mismas “estoy muy orgullosa de ti”.
No somos Barbies perfectas físicamente y con vidas perfectas, somos Barbies valientes, trabajadoras, determinadas y rebeldes para romper cualquier barrera que nos pongan enfrente.
Eimy me inspiró a soñar y esta película me la recordó. No dejemos de ser esas niñas soñadoras de grandes aventuras.
Las leo!