El adiestramiento de perros nació en las entrañas de las fuerzas armadas y la policía. Se basaba en el uso de la fuerza a través de varas con el fin de que los perros hicieran lo que sus dueños deseaban.
Con los años los estudios comprobaron que los perros responden mejor a los premios por condicionamiento, revelando que la fórmula mágica para un perro ejemplar está en la atención y el cariño.
Leonardo Alvarado, adiestrador y propietario de la academia Fogaus, afirma que el adiestramiento con reforzamiento positivo ayuda a hacer de un perro un verdadero compañero.
La clave está en premiarlos con un bocadillo o una caricia al tener buen comportamiento. Por ejemplo, cada vez que lo llamamos y viene es bueno premiarlos. Las repeticiones harán de esa acción algo natural. Fogaus ha trabajado con cerca de 3.000 perros en Costa Rica, bajo la línea del reforzamiento positivo.
Si apenas está pensando en tener una mascota, le aconsejamos que prefiera adoptar. Si bien los perros de raza tienen algunas características de comportamiento definidas, lo cierto es que cada individuo tiene sus propios rasgos. Aunque sean de la misma camada, no se van a comportar igual uno al otro.
Otra recomendación es que se asegure que el perro haya estado como mínimo dos meses y medio con la madre y los hermanos. La separación anticipada impide que la madre corrija aspectos básicos en sus crías y hace que estas lleguen con poca madurez a sus nuevos hogares, partiendo desde ese momento con problemas en el comportamiento del cachorro.
Un ejemplo común es cuando los perritos muerden mucho, si hubiera estado con la madre y el cachorro muerte al tomar leche y la perra lo corrige al instante.
Por otro lado, permitir que los perritos jueguen con sus hermanitos permite que aprendan límites entre ellos mismos; tenga en cuenta que 15 días para un perro a edad temprana es significativo.
En casa
Desde el primer día que llega es necesario dejar las reglas claras. Tome en consideración cuánto puede crecer o lo que va a necesitar de adulto. Si de pequeño se le da una indicación y de adulto otra, el animal se va a confundir.
Evite darle atención al perro cuando se pone a llorar o a ladrar; por ejemplo, cuando está recién llegado a la casa y se deja en el patio, debe entender que ese es su lugar. Prestarles atenció
n en ese momento les confirma que con esa acción (ladrar, llorar, morder) obtienen lo que desean.
Uno de los principales retos es que el perro defeque en el lugar adecuado. Para conseguirlo debe llevarlo a ese sitio al menos cada hora. Sea paciente, el proceso puede tardar más si el cachorro fue separado de su madre, porque no logró aprenderlo de ella.
Cuando el perro defeque en el lugar correcto debemos premiarlo, al punto de casi querer hacer una fiesta ahí, en el sitio correcto. El perro entenderá: “vengo aquí y me dan atención y cariño. Si lo hago allá solo me ignoran”.
Al reprenderlos por defecar en el sitio incorrecto el perro interpretará que lo estamos regañando por hacerlo frente a nosotros y lo seguirá haciendo, pero a escondidas. De manera que, si lo sacamos a caminar para que evacúe, no lo hará porque lo regañamos antes.
Se debe entender que es una necesidad fisiológica. No se le debe de pegar y mucho menos embarrar el hocico del perro en las heces. De hecho, un alto porcentaje de estos perros terminan comiéndolas porque entienden que su dueño quiere que las coma.
Otras causas por las que comen sus desechos son la necesidad de limpieza al haber estado en espacios muy confinados o por un problema de encimas digestivas.
Si encuentra al perro justo en el momento en el que está orinando en el sitio inadecuado, debe de llevarlo al sitio correcto y decirle “aquí, bien, aquí” y darle cariño en el lugar correcto, aunque deje un rastro de orines de camino.
En resumen: nunca regañarlo, llevarlo varias veces al día al lugar deseado, y premiarlo cuando lo hace bien.
Procure tener un horario de comida para su perro, esto le ayudará a regular el sistema digestivo.
Premios
Ya comentamos que la base de la educación canina son los estímulos positivo. Estos deben ser de gran valor para el perro. El animal los recibe a realizar correctamente una acción o simplemente para reforzar actitudes buenas.
Los premios son como nuestros postres, es decir, nunca será igual a lo que comimos en el plato fuerte. En el caso de los perros es igual, el premio debe ser distinto al alimento que consume de forma regular.
El adiestramiento por premio se recomienda realizarlo antes de que este lleno para que tenga más atención, o se puede usar un premio que lo estimule mucho.
Para el perro no hay nada bueno o nada malo. Lo bueno del perro es lo que uno le preste atención y lo malo lo que uno no le preste atención.
Si hay tormenta y el perro está nervioso, si se le da cariño le estaremos reforzando ese sentimiento. Si quiere extinguir una conducta trate de ignorarlo.
Trate de no corregir a su mascota. Si lo hace repetidamente es porque usted no está haciendo algo bien. La forma más fácil de corregir es prevenir.
Si reforzamos los aspectos positivos no hay que corregir realmente. Por ejemplo, un perro que brinca mucho y le decimos algo va a entender que le estamos aplaudiendo esa acción. En cambio, si le prestamos atención mientras está tranquilo no va a tener necesidad de brincar para llamar la atención, hay que reforzarle positivamente la acción de ser un buen perro.
Cuando tenemos dos caninos es más fácil que compitan por lo bueno. Pero tenemos la costumbre de premiar al malo, por ejemplo, el perro que ladra más es al que se le da más atención para que deje de ladrar, sin embargo él lo entiende como un estímulo, y el que está callado nadie lo vuelve a ver. El segundo perro va a creer que tiene que ladrar y brincar igual que el primero para que también le den “cariño”.
Al premiar a un animal recuerde darle el snack o el abrazo y decirle el nombre, así asocia la acción o el comportamiento de ese momento con la frase.
La memoria de corto plazo del perro es de 30 segundos, esto hace que se olviden de cosas como que lo estábamos llamando hace unos minutos o que mordió un cargador hace cinco horas. De ahí la importancia de la repetición.
Corrección
Los condicionamientos se realizan con firmeza y palabras cortas. Corregir al perro incorrectamente genera confusión en la mascota y entenderá que lo que le están diciendo es un juego.
Al “no” con tono suave o con temor y alejarlo con la mano, el animal interpretará el fallido intento como una muestra de cariño.
Prevenga, sea paciente, ignore lo que no desea que haga, corrija con dominio y brinde mucha atención.
Fogaus, academia de adiestramiento canino
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