Montserrat, Roy, Erlyn, Mónica, Rigoberto y Lucía son seres muy diferentes que tienen en común haber tomado una decisión que cambió sus vidas. Cada una de estas personas llegó a un momento de su existencia en el que cayeron en cuenta de que no podían solas. Buscaron ayuda y todo mejoró.
A continuación, la historia de Rigoberto Matarrita Jirón. Encuentre los demás testimonios en el siguiente enlace: Seis personas honran la salud mental y hablan de beneficios de la terapia: ‘Supe que sola no podía’
“La terapia permitió que hoy esté sano”
Edad: 30
Ocupación: Mercadeo
El primer encuentro de Rigoberto con la terapia psicológica fue cuando tenía 15 años.
“Mi familia pensaba que mi orientación sexual debía ser corregida. Soy homosexual y mi familia consideraba que por motivos religiosos debía contener mi homosexualidad y heterosexualizarme”, confía.
Su camino en terapia fue lento y que no asistía a las sesiones regularmente. En el proceso, cuenta, su psicóloga le hizo entender que su homosexualidad “no debía corregirse” porque no era una enfermedad ni un problema.
Rigoberto Matarrita regresó a terapia a sus 25 años. Ya con ingresos propios decidió invertir en su salud mental. La tomó como un compromiso luego de que se le presentará una enfermedad llamada neurosis conversiva o trastorno neurológico funcional.
“Cuando la enfermedad apareció no sabíamos de qué padecía. Meses después nos dimos cuenta del nombre y fue sumamente necesario. Había que hacer un abordaje desde neurología, psiquiatría y psicología, siendo la última la más importante. Representó un 85% de todo el tratamiento”.
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El vecino de Alajuelita dice que en su caso la enfermedad se manifestó debido a un trauma psicológico grave.
“Por lo tanto necesitaba asistencia psicológica para tratar mi trauma. Hay traumas, heridas que tenemos en la mente y en la vida que necesitan ayuda profesional, igual que quienes tienen traumas físicos como una fractura expuesta, la mandíbula quebrada, o un infarto al corazón. Las personas con problemas y traumas físicos necesitan asistencia profesional ṕorque no se pueden sanar solos. Lo mismo pasa con la parte psicológica”, detalló.
Rigoberto cuenta que los últimos años de terapia han sido arduos pero satisfactorios. “Los beneficios superan la inversión”, afirma.
“En mi caso, si hubiera dejado desatendida mi enfermedad, que era altamente incapacitante, me habría dejado a mí sin posibilidad de producir. La terapia permitió que como persona hoy esté sano y que sea una persona totalmente productiva”, agregó.
El joven habla de su vivencia porque tiene un propósito.
“Con solo que exista una persona en el mundo que pueda sanar gracias a mi dolor y mi sanidad, me sentiré satisfecho de haber pasado lo que pase al saber que esa persona también va a sanar”.