Montserrat, Roy, Erlyn, Mónica, Rigoberto y Lucía son seres muy diferentes que tienen en común haber tomado una decisión que cambió sus vidas. Cada una de estas personas llegó a un momento de su existencia en el que cayeron en cuenta de que no podían solas. Buscaron ayuda y todo mejoró.
A continuación, la historia de Montserrat Blanco Salazar. Encuentre los demás testimonios en el siguiente enlace: Seis personas honran la salud mental y hablan de beneficios de la terapia: ‘Supe que sola no podía’
“Al inicio creí que estaba defectuosa. Decidí no rendirme”
Edad: 25 años.
Oficio: Servicio al cliente. Recientemente culminó sus estudios en derecho
A sus 17 años, luego de dejar Guanacaste y de separarse de su familia para ir a estudiar a una universidad en San José, Montserrat empezó a sentirse de manera distinta. Por su mente pasaron ideas suicidas y comprendió que debía buscar ayuda.
Empezó con terapia psicológica y topó con un especialista con el que “no hizo clic”. No se sentía en confianza y dejó de asistir. Pasaron los años y continuó sus estudios que, en ese momento, le generaban mucho estrés. Ella experimentó manifestaciones que no entendía y que físicamente la hacían sentirse mal. No podía comer, no entendía qué pasaba con su cuerpo… no sabía que estaba sufriendo ataques de ansiedad.
¿Necesita ayuda psicológica? Estas son opciones gratuitas o de bajo costo
“Una vez fui de emergencia al médico y me remitieron al hospital psiquiátrico (hoy llamado de salud mental). Me tuvieron que internar. Fue la peor crisis que tuve de ansiedad y depresión. Fue el peor momento de mi vida. Me internaron por tres días. El ambiente es muy fuerte, a emergencias llegan personas con diferentes situaciones”.
Luego de recibir atención, su madre le sugirió que congelara los estudios universitarios y que buscara un especialista en psicología que la hiciera sentir cómoda. Montserrat Blanco sabía que era la única forma de estar bien.
“Busqué a la persona que es mi actual psicóloga. Lo que cambió todo en mi caso fue encontrar a la persona indicada. No me sentí juzgada, para mí es un espacio seguro”, comentó.
Blanco ha compartido su experiencia con sus amigas, quienes han pasado por vivencias similares al toparse con un psicólogo que “no les gusta” y que, por ello, prefieren no volver a intentarlo. Para Montserrat fue de mucha ayuda persistir hasta encontrar a esa especialista que la hiciera sentirse cómoda.
“Yo al inicio creí que estaba defectuosa, que no tenía arreglo. Pero decidí no rendirme hasta encontrar a la persona correcta. Es cómo buscar ginecóloga, hay que quedarse donde una se sienta bien”.
Montserrat habla de su experiencia para ser la voz que, a ella misma, le hubiera gustado escuchar.
“Lo hago porque cuando pasé por todas estas cosas me hubiera gustado que alguien me contara sobre su experiencia y sobre las enfermedades mentales, que son más comunes de lo que se cree. Pienso que mi testimonio puede inspirar a buscar ayuda”.
La abogada es honesta con su proceso; cuenta lo bueno y lo malo sin tapar nada, pues quiere ayudar a quienes pueden sentirse mal, perdidos y que no hallan cómo exponer lo que sienten por vergüenza.
“Espero que, de alguna manera, yo pueda inspirar a alguien a que considere buscar ayuda”, dice la joven, quien es voluntaria en la Fundación Amy.
Fundación Amy se presenta en Instagram como un ente no gubernamental que apoya a las personas jóvenes con depresión.
“Hoy no soy la misma persona de antes. Hay que trabajar en uno mismo. No tengan miedo de ir a terapia”, finalizó Montserrat, quien continúa viendo a su psicóloga.