Montserrat, Roy, Erlyn, Mónica, Rigoberto y Lucía son seres muy diferentes que tienen en común haber tomado una decisión que cambió sus vidas. Cada una de estas personas llegó a un momento de su existencia en el que cayeron en cuenta de que no podían solas. Buscaron ayuda y todo mejoró.
A continuación, la historia de Erlyn Guillén González. Encuentre los demás testimonios en el siguiente enlace: Seis personas honran la salud mental y hablan de beneficios de la terapia: ‘Supe que sola no podía’
“Buscar ayuda no significa que estamos locos”
Edad: 51 años
Oficio: ama de casa
Han pasado más de 20 años desde que Erlyn vive y se siente mejor. Hoy recuerda el duro proceso que atravesó y el momento en el que cayó en cuenta de que necesitaba ayuda.
“Acudí a terapia porque caí en una depresión. Supe que necesitaba apoyo luego de intentar suicidarme unas seis veces, debido a traumas de la infancia (ella prefiere no especificarlos). Yo busqué ayuda sola. Saqué una cita en la clínica Marcial Fallas, en Desamparados, para ver cómo me ayudaban. Estuve en cursos para personas que habían sufrido lo mismo que yo y empecé a llevar terapia”, recuerda la vecina de Alajuelita.

Para Erlyn Guillén fue un acto de valentía, pues sabía a los estigmas que se enfrentaba. Décadas atrás la atención de la salud mental era todavía más señalada. Ella tuvo temor porque sabía que la sociedad la catalogaba “como loca”, aún así, sabía que sola no podía y buscó acompañamiento.
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“Me animé porque también llegué a saber que no era como la sociedad decía, que ir a terapia no era porque una persona estaba loca. La atención de la salud mental no es como la gente lo señala. Cualquiera puede necesitar ayuda. Recuerdo que me abrí con una doctora para decirle que necesitaba apoyo”.
Desde su experiencia, además del acompañamiento psicológico, esta ama de casa encontró paz en Dios. “Si en algún momento me siento mal, le pido ayuda a Dios, que es mi refugio. Además, aplico todo lo que he aprendido en la terapia”.
Erlyn habla abiertamente de su experiencia porque gracias al acompañamiento psicológico y psiquiátrico pudo superar muchos temores y los traumas de su niñez.
“Ahora lo hablo porque gracias a Dios ya quedé libre de eso. También lo hago para decirle a las personas que pueden buscar ayuda y que eso no significa que están locos. Yo, 25 años después, gracias a Dios y a la terapia vivo bien. Los médicos y psicólogos fueron una ayuda muy importante en mi vida”.