Todos hemos jugado con la idea de simplemente dejarlo todo y emprender esa aventura que tanto hemos repasado una y otra vez en nuestra mente, solo para volver a aterrizar y dejar el sueño para otro día. Un plan así a la mayoría de los mortales nos parece utópico, y menos posible aún si tuviésemos una hija de siete meses.
Los costarricenses Valeria Mora y Ricardo Acebey quisieron demostrarse a ellos mismos que sí era posible, por lo que junto a su bebé Agatha, emprendieron a mediados del 2018 el proyecto Sin Arrepentimiento, con el que recorren el mundo y comparten sus experiencias y recomendaciones a la comunidad de seguidores que tienen en las distintas redes sociales. Cerraron ciclos en Costa Rica y se lanzaron a recorrer el planeta, sin planes a largo plazo.
Un total de 23 países han formado parte de su itinerario de viaje a lo largo del último año y medio, entre los que destacan Indonesia, Brasil, China, Japón, Camboya, Malasia, Bulgaria y Holanda. Esto ha implicado que se montaran en más de 56 aviones y acumularan unas 200 horas de vuelo.
Para la pareja, el vender todas las pertenencias que tenían y lanzarse a explorar el orbe fue una decisión fácil. La búsqueda de esa “independencia geográfica”, como ellos la llaman, les ha permitido desarrollarse a nivel profesional y personal, al mismo tiempo que se dejan maravillar por otras culturas.
“Cuando ya me tocaba regresar al trabajo después de tener a Agatha, me entró como un ataque de ansiedad al sentir que iba a perder todo un día entero y no verla. Fue allí cuando tomé la decisión de renunciar a mi trabajo, a pesar de que no había un plan B, y comencé a trabajar como freelance en traducciones, durante aproximadamente dos meses, hasta que encontré el trabajo que tengo ahorita”, comentó Valeria.
La joven, de 24 años, fue reclutada para una empresa estadounidense como analista de operaciones, lo que le permite trabajar de forma remota desde cualquier parte del mundo que tenga un buen servicio de Internet. Por su parte, Ricardo, quien tiene 27 años, asumió la labor de ser papá a tiempo completo, además de compartir las tareas del hogar.
“El que yo pueda tener la oportunidad de conocer el mundo junto a mi esposa, y que además pueda ser parte activa en la crianza de Agatha, quien ya tiene dos años, es realmente una gran oportunidad y estoy agradecido por ello. Algunos se sorprenden cuando se dan cuenta que soy papá a tiempo completo, pero cuando les cuento las maravillas que hay detrás de esto, son muchos los que quisieran tener este privilegio”, aseguró Acebey.
Ambos afirman que al inicio “querían comerse el mundo”, por lo que la expedición comenzó un Brasil, un país conocido para Valeria, quien ya había vivido allí un tiempo, y seguiría por otros países de Suramérica como Argentina, Colombia y Paraguay.
La emoción de poder recorrer tantas ciudades los llevó a tener un comienzo bastante intenso, por lo que la frecuencia de los viajes era mucho más constante. Sin embargo, con el crecimiento de Agatha han aprendido lo importante que es tomarse el tiempo para detenerse de vez en cuando y disfrutar con más tranquilidad de los lugares que visitan.
“Ahora que viajamos con más tiempo nos permitimos días en los que decidimos salir y otros en los que no. También esa intensidad que teníamos al principio fue lo que nos tenía moviéndonos y hacer muchas cosas, como caminatas, pero que ahora con Agatha más grande es mucho más difícil. También tengo más responsabilidad en el trabajo, lo que nos exige escoger muy bien los horarios de los vuelos, ya que yo tengo que estar disponible a ciertas horas específicas”, expresa Valeria.
Más destinos
La selección de los nuevos países depende de algunas variables como el interés que tienen de conocer ciertas culturas, especialmente la asiática, además de la apuesta por lugares que no sean tan turísticos, ya que según su experiencia estos son los más sorprendentes por su belleza y los precios no son tan elevados.
El tiempo que estarán en cada ciudad también es cuidadosamente estudiado, principalmente por el tipo de visa que les sea otorgada y la cantidad de días que puedan estar allí de forma legal. En este punto, Valeria hace una recomendación a todos los que quieran viajar y recorrer el mundo: “lean todo lo que puedan en Internet sobre los procesos para obtener las visas, el tiempo que podría tomarles que se las entreguen y cuáles son los beneficios al recibirla”.
Dentro de sus planes está previsto regresar a Indonesia, uno de sus países favoritos hasta el momento por su enorme riqueza cultural, además de explorar un poco más la parte este de Europa. Para ambos, una de las bellezas mejores escondidas del continente europeo es Bulgaria, país que no solo los conquistó a ellos, sino también a sus seguidores en redes sociales, con quienes tratan de mantener el mayor contacto posible y aclararle dudas.
“Muchos nos preguntaban las razones por las que decidimos ir hasta Bulgaria y la verdad es que no hubo una razón en especial, más allá de lo espectacular que se veía en las fotos y videos que buscamos para investigar sobre este lugar. Quedamos realmente maravillados y este debería ser un país obligatorio a visitar en algún momento de nuestras vidas”, explica Ricardo.
La pareja asegura que en Europa es muy común toparse a familias nómadas o viajeras como ellos, por lo que encontrar hospedajes y actividades para hacer con niños es un poco más fácil. Además, el hecho de que su hija esté viajando desde que tenía siete meses hace que la pequeña se adapte mucho más rápido a los destinos que visitan.
“Agatha es la mejor, es la parte más fácil. No voy a negarte que es difícil con un bebé, por supuesto, pero como ella solo conoce viajar, se adapta súper bien al cambio, los horarios y yo he tenido más jet lags que ella. Sí es difícil, por ejemplo, que ahora que corre, camina, tiene más energía que antes”, afirma Valeria.
De hecho, una de las preguntas que con más frecuencia reciben es cuáles son sus planes cuando la niña deba recibir educación formal. Según la pareja, todavía queda poco más de dos años para que llegue ese momento, por lo seguirán dedicándose a viajar mientras puedan, ya que para ellos también es prioridad la educación que ella recibe conociendo otras culturas. No en vano Agatha ya dice palabras en español y en inglés.
“Cuando llegue el momento y si ella quiere estar en una escuela, pues pararemos y lo haremos. Ahora hay muchas opciones para nómadas, por lo que hay escuelas que aceptan a chiquitos por dos o tres meses y pasado ese tiempo lo puedes llevar a otra escuela. También existe la posibilidad de que estudie desde casa, no es nuestra opción favorita, pero es una opción”, comenta la analista de operaciones.
Entre risas afirman que será la propia Agatha quien decida su futuro educativo, ya que tiene una personalidad muy definida y carácter fuerte. El que la pequeña pueda tener opciones para escoger es otro de los beneficios que les permite ser una familia viajera, y eso es algo que de momento a la niña parece no incomodarle en absoluto.
De hecho, basta unos minutos con ella para darse cuenta de que están realmente en lo cierto, ya que es evidente que Agatha disfruta estar rodeada de personas; no se intimida ante una cámara de fotografía y sabe lo delicioso que es comer pizza, una de sus platos favoritos. Sin embargo, lo que más destaca en ella es la intención constante de hacer reír a otros.
“En Asia llamaba mucho la atención, especialmente cuando era bebé, porque allá tienen la creencia que los niños de piel blanca y cabello claro son de buena suerte. Era muy vacilón porque la gente quería tomarse fotos con ella o acercarse y hablarle, lo que al principio era extraño para nosotros, pero después entendimos que era algo cultural”, relató Ricardo.
Historias inolvidables
Actualmente, la pareja tiene poco más de tres semanas de estar en Costa Rica junto a Agatha, pues decidieron regresar al país luego de estar durante dos meses en Orlando, Estados Unidos, debido a que Valeria tuvo que viajar hasta allí por cuestiones de trabajo.
La idea era volver para estar unos días en la playa, visitar a la familia y compartirles la noticia de que están esperando su segundo bebé, además de hacer trámites legales para visitar dos nuevos países, los cuales decidieron reservarse por el momento.
Sin embargo, la vida les demostró una vez que los planes no siempre salen como uno lo tenía previsto, especialmente cuando aparece en su escenario la pandemia del coronavirus, lo que los obligó a tomarse la situación con calma y estar más días en Costa Rica de lo que tenían previsto.
“Queríamos un segundo bebé, así que sacamos una visa de un año en Indonesia para tener el tiempo de encargar y poder dar a luz allá, ya que allí vive una de las parteras más conocidas en todo el mundo y que ha recibido a miles de chiquitos. Llegamos hasta Indonesia y a las dos semanas me llaman que tengo que irme a Estados Unidos y estando ahí nos dimos cuenta que estaba embarazada”, comenta Valeria.
Una vez que finalizó su trabajo en Estados Unidos tenían dos opciones: viajar a Jamaica o Costa Rica. Ellos se decidieron por la segunda opción, ya que no venían desde octubre, y salieron del país norteamericano justo una semana antes de que aparecieran los primeros casos de covid-19.
“Siempre hay imprevistos, es parte de viajar. Sin importar cuanto investigues, no siempre puedes tener el control de la situación. Ahora lo manejamos súper bien. Al principio nos costaba muchísimo reaccionar adecuadamente ante los imprevistos y hemos aprendido a ser pacientes", dice Ricardo.
Esos imprevistos son los que lo han llevado a vivir todo tipo de situaciones en sus viajes, eso sí, unas más agradables que otras, pero de las cuales aprenden. Por ejemplo, han entendido que lo esencial es hacer referencia a aquello que te facilita un poco más la vida, por lo que siempre llevan consigo café, unas tijeras de cocina y salsa Lizano.
La pareja coincide en que esos días en los que es inevitable tener la energía y los ánimos un poco bajos no hay nada que los haga más felices que compartir junto a su hija de un buen gallo pinto. Esto les ha exigido, entre otras destrezas, aprender el punto ideal en el que tiene que estar el arroz asiático para que sea capaz de hacerlos sentir en casa.
“Son muchísimas las anécdotas que podríamos contar. A veces nuestras vidas parecen una telenovela. En Estados Unidos tuvimos que resolver un problema con la casa en la que nos estábamos hospedando, ya que nos llegó una carta de desalojo, pues nuestro anfitrión no había pagado la renta del lugar, pero él juraba que no había un saldo pendiente. Por dicha todo se resolvió para bien”, comenta Valeria.
Otro de los recuerdos hace referencia a su estancia en Tailandia, en donde decidieron encender la tostadora para hacer desayuno y salieron tantas cucarachas del electrodoméstico que la reacción instantánea que tuvo fue botarlo del lugar que habían alquilado.
“No le puedo explicar la fobia que les tengo. Verlas allí, saliendo despavoridas igual o peor que como yo estaba, son de esas situaciones que nos hacen decir que nuestra vida es una telenovela, donde todo puede pasar”, afirma Mora entre risas y un poco acongojada.
Otra de las historias llega de su más reciente viaje a Estados Unidos, donde no les reservaron un vehículo porque Valeria pagaría con su tarjeta de crédito, pero sería Ricardo quien manejaría, ya que es él quien tiene licencia de conducir. Esto significó que tuvieran que pagar más del doble del presupuesto que tenían previsto y el “chiste” les salió en $500 dólares extra.
Para esta familia viajera lo importante es siempre tener paciencia, sea cual sea la situación por la que estén pasando, y entender que después de todo, es muy probable que la realidad supere por mucho a lo que se tenía en los planes iniciales.
“Nosotros entendemos el privilegio que tenemos y que es una oportunidad que no cualquiera tiene. Aunque hay mucho trabajo y ha sido muy difícil para nosotros, sigue siendo un privilegio y una oportunidad el poder viajar y conocer otras culturas. Es un lujo que nos estamos dando hoy y que, quizás, no siempre vamos a poder darnos. El mejor consejo que les puedo dar a lo que sueñan con hacerlo es atreverse e irse despojando de a poco los miedos”, asegura la joven.
Cinco lugares para conocer
Valeria Mora y Ricardo Acebey nos compartieron esas ciudades obligatorias que se deben visitar, al menos, una vez en la vida:
- Neuchatel, Suiza:
- Bansko, Bulgaria:
- Bangkok, Tailandia:
- Bali, Indonesia:
- Salvador da Bahia, Brasil: