![](https://www.nacion.com/resizer/pYd5Xov_wCn0SfIO2i3W0TojwZs=/1440x0/filters:format(jpg):quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/gruponacion/3YVGQJ3J3JA5ZBPDAWYCVEIEQY.jpg)
Mascherano cedió la cinta de capitán a Messi en el 2011. | AP (Martin Meissner)
Belo Horizonte. AP. Gladiador del mediocampo, Javier Mascherano es el capitán sin cinta de Argentina ya que le cedió ese honor a Lionel Messi; pero su voz es la que retumba más fuerte dentro del equipo que mañana chocará con Holanda por el pase a la final del Mundial.
Conocido como el Jefecito, por la gran personalidad que exhibió desde muy joven, Mascherano era el capitán argentino hasta que cedió ese halago a Lionel Messi durante la Copa América del 2011.
Incluso hasta pidió que el representante de los jugadores fuera la fenomenal Pulga y después, durante la gestión del actual técnico Alejandro Sabella, siguió dando un paso atrás sin hacer ruido.
Mascherano y Messi, compañeros en el Barcelona, se llevan muy bien dentro y fuera de la cancha.
Entre ambos, cada uno a su manera, han sido fogoneros para que Argentina se instalase por primera vez en 24 años en una semifinal de una Copa del Mundo.
“Estamos en un lugar donde la Argentina no ha estado por un largo tiempo”, comentó ayer Mascherano. “Estas oportunidades solo vienen de vez en cuando y no hay que dejarlas pasar”.
La ductilidad de Mascherano es encomiable: en Barcelona suele jugar como zaguero central, mientras que en Argentina es un tractor del mediocampo, una rueda de auxilio para los de atrás y los de adelante. Es además, un poco la voz cantante del equipo.
“Estoy cansado de comer mie...” (estiércol), fue la frase con la que arengó Mascherano a su equipo en la intimidad del grupo antes de la salida hacia la cancha en el anterior partido que Argentina venció 1-0 a Suiza. Esa frase emparenta con el hecho de que Argentina no avanzaba a semifinales desde Italia 1990 y que no tuvo halago alguno en la Copa América de 1993.
Los medios argentinos se encargaron de ventilar esa frase que al parecer conmovió a sus compañeros. Mascherano, le restó importancia al episodio.