En la final del año anterior, los Warriors ganaron como ahora los dos primeros partidos de la serie hacia el título.
Los Cavaliers estaban abajo 2-0 e incluso llegaron a perder por 3-1, pero se levantaron y fueron los campeones.
El recuerdo todavía está fresco entre los jugadores de Golden State, pero sobre todo la enseñanza: tener una ventaja de dos victorias no les asegura nada.
Este miércoles el equipo de Oakland visita el Quicken Loans Arena, en Cleveland, a las 7 p. m., con dos triunfos en la bolsa y la demostración de ser superior que su rival.
"Ya hemos estado en esta posición", recordó Klay Thompson. "Muchas personas exageran al decir que los Cavs no tienen la menor oportunidad o los Guerreros ya lo tienen todo terminado", apuntó el jugador en declaraciones recogidas por la agencia AFP.
Probablemente la mayor diferencia con la disputa del 2016 es que en esta ocasión está Kevin Durant, quien ante los Cavs tiene un promedio de 35,5 puntos por juego.
Pero nada de eso quiere distraer a las estrellas de los Warriors, ni siquiera al propio Durant. Él sabe que ésta es su mayor oportunidad para colocarse el deseado anillo de campeón.
"A pesar de estas dos victorias, (la final) está lejos de estar decidida", dijo el MVP de la temporada 2013-2014.
Para el propio LeBron James, el buen momento de su contrincante radica en, gran medida, por el aporte de Durant.
"Tomas uno de los mejores equipos del año pasado, tanto durante la temporada regular como en playoffs, luego añades un talento ofensivo puro y un buen estratega como (Durant). Es la diferencia", apuntó.
A su lado, Durant también encontró a Stephen Curry y funcionan a la perfección: entre ambos se combinaron para anotar 65 de los 132 puntos de su equipo en el segundo encuentro.
"Es un jugador eficiente e inteligente que se adapta perfectamente a lo que estamos haciendo y hemos mejorado a lo largo del año", señaló Curry.