Cuando los deportistas se enfrentan en el tatami no se imaginan la historia detrás de su rival. Sheyka Dávila, con apenas 14 años, superó en el último año un desgarre en el hombro, un derrame en el rostro y los comentarios negativos de las personas para hoy participar en sus primeros Juegos Deportivos Nacionales.
“Me sentía mal, tenía ganas de llorar y pesadillas. Tuve que ir a terapia, tomaba medicamentos controlados por la doctora, como 16 pastillas al día. Era muy duro, todo el mundo se me quedaba viendo, aún hoy me dan ganas de llorar porque no podía parpadear bien, ni sonreír y se me dormía la cara”, mencionó Sheyka.
Desde los 10 años se mantuvo cerca del deporte; primero inició con el tenis y desde hace dos años lo combinó con el yudo, luego de que sus primos y su hermana la convencieran de ser parte de un programa impulsado por el Comité Cantonal de Deportes y Recreación de San José, donde se enamoró de la disciplina.
Pero, luego de ausentarse a una competencia debió decidir entre los dos deportes y dejó el arte marcial de lado sin imaginarse que ese deporte sería el que la ayudaría a levantarse.
“Ella luego dejó el tenis y cuando pasó el derrame la mamá empezó a hablar conmigo para que volviera y así fue. Ahora no se le nota que haya sufrido toda esa la situación, tiene la misma sonrisa y camina con sus compañeros. Siempre lo he dicho, todos somos una familia y se cuidan entre sí”, agregó Ramón González, sensie de La Carpio.
Dávila ya había tenido un golpe duro a nivel físico, ya que a inicios del 2018, antes del derrame sufrió un desagarre en el hombro y poco a poco debió recuperarse de las criticas de las personas.
Sin embargo, desde niña debió lidiar con los señalamientos debido a ser oriunda de La Carpio.
“En la escuela dije de donde era y me hacían mala cara. Hay gente que juzga mucho, pero cuando ya me conocieron entiendo que no necesariamente tengo que ser una mala persona y andar en malos pasos. De lugares pequeños nacen grandes personas”, dijo la deportista.
Lo que la impulsó a levantarse y continuar con el deporte fueron sus propias metas, “confieso que algún momento también fui cobarde y pensé en renunciar”, mencionó cuando creyó que ya no iba a poder continuar con la disciplina.
Pero, decidió seguir a pesar de todo y hoy mantiene ese positivismo a pesar de las pruebas.
“Cada día me proponía algo nuevo y eso me ayudó a salir adelante. Quiero seguir luchando, cumpliendo mis metas y ayudarle a personas que hayan pasado por lo mismo”, finalizó Sheyka Dávila.