Si hay un equipo que desde el principio de la campaña era favorito y no supo defraudar a sus seguidores, ese fue los Seahawks.
Pese a que tiene una débil ofensiva aérea, su poder en el acarreo hace de Seattle el conjunto con más equilibrio entre defensa y ataque, convirtiendo al equipo del noroeste de Estados Unidos en uno de los grandes favoritos para llegar al Super Bowl XLVIII.
Russell Wilson, en apenas su segundo año, se ha mostrado ávido de estar en la selecta lista de los mejores mariscales.
Se trata de un ataque diversificado: el indetenible corredor Marshawn Lynch y el mismo Wilson, con promedio de 5,4 yardas por acarreo, imponen condiciones por tierra.
Y eso no es lo más temible de Seattle, ya que tanto su defensa, la mejor deteniendo el juego aéreo, como su casa, el CenturyLink Field, son determinantes.
La línea de golpeo en la defensa es imponente y agresiva, mientras que Richard Sherman, líder de la liga en intercepciones con ocho, comanda una secundaria que define los partidos.
Panteras inspiradas. Carolina empezó tambaleándose con duras derrotas ante Seattle, Buffalo y Arizona. Pero, desde entonces, mucho ha cambiado en un equipo que terminó la campaña con 11 victorias en 12 partidos.
El quarterback Cam Newton es una estrella en crecimiento, pero la fuerza felina también está en la defensa: la segunda mejor contra el juego terrestre y la sexta contra el juego aéreo.
Luke Kuechly, entre los mejores tacleadores de la campaña, y un Greg Hardy, que ama colarse para desplomar a los mariscales, son los rostros visibles de un conjunto que llega inspirado y por lo tanto será todo un peligro en esta álgida postemporada.
Las Panteras también son fuertes en su casa. Solo los Seahawks consiguieron doblegar a los locales en Carolina.