Andrey Amador apareció en el Tour de Francia: después de diez jornadas fuera de cámaras, metido en el pelotón, llegando a meta sin apuros con la labor de peón cumplida, cuando el ganador de etapa ya está en el podio, el costarricense decidió mostrarse al frente de la carrera. Y desde España, su esposa Laura Segú seguía muy atenta toda la carrera frente al televisor.
Ella publicó en una historia de Instagram una fotografía del televisor, con Amador en la escapada. Y escribió: “Pues esto es lo bonito, ver la bandera de Costa Rica en un Tour de Francia. Llegue o no llegue es estar. Para los que no entienden esto es muy duro, es extremo. No habrá ciclista en Costa Ria como tú, Andrey Amador”.
En una etapa con tachuelas (ondulaciones), de 180 kilómentros entre Clermont y Moulins, Amador se lanzó a la aventura con acompañado por dos rivales de esos que se vuelven socios circunstanciales, Matis Louvel y Daniel Oss. Su aventura se acabó a falta de 48 kilómetros para el final.
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Pero para él, eso era lo de menos. Y para su esposa también. Después de dos años sin acudir a vueltas grandes, para Amador y toda su familia lo hecho en esa escapada era motivo de alegría.
Lo mismo ocurría entre todas las personas que siguen su carrera, esos hinchas del deporte de los pedales que saben lo que realmente implica tener a un costarricense en las grandes ligas del ciclismo mundial.