El tren del Real Madrid tiene visado su boleto directo a Cardiff, a la gran final de la Champions League. Su camino no fue sencillo, en las series de muerte súbita pasó de escala en Nápoles, Bayern Múnich y en Madrid, para dejar en el camino a un Atlético que perdió fiel a su estilo: con las botas puestas.
Zinedine Zidane y compañía cayeron 2-1 en su visita de este miércoles ante el Atlético, pero se mantuvieron con vida por el marcador global de 2-4 en la serie.
En el estadio Vicente Calderón, el Real pasó un susto, porque llegó con una ventaja de 3-0 que se redujo a un gol en solo 16 minutos.
Los dirigidos por Diego Simeone corrieron de más, presionaron, hicieron un juego táctico perfecto en el primer cuarto tiempo del juego. Asfixiaron la salida madridista con garra, fútbol, deseos y por una remontada que empezó a verse posible. En la previa no se podría pensar en un mejor panorama para los locales.
El primero en vencer al portero Keylor Navas fue Saúl Ñíguez, quien a los 12 minutos mandó un potente cabezazo tras tiro de esquina de Koke. El remate fue imposible para el tico.
Ese tanto enervó aún más las tibias fuerzas blancas en el inicio del cotejo tanto que cuatro minutos después, Raphael Varane cometió un penal a Fernando Torres.
El francés Antoine Griezmann venció a Navas con un fuerte remate de pierna derecha. El arquero tocó el balón, pero no le bastó y tuvo que ir a recogerlo al fondo de su arco.
Para ese momento el panorama era casi perfecto para los del Atlético, pero les fue imposible mantener un ritmo de juego así durante más de 20 minutos y eso lo terminó pagando.
Simeone le apostó al control luego del vendaval que generó a su rival. Esa táctica no fue la mejor porque le dio vida a un Madrid que estaba enclenque. Casi moribundo.
Fue ahí en el momento en el que apareció Luca Modric, Tony Kross, Casemiro, Isco y Benzema. Le devolvieron los signos vitales a su club.
Cristiano Ronaldo apareció poco, pero fue por virtud del marcaje que le preparó Simeone, que en ocasiones tenía una marca personal y en otras zonal.
Con buen toque de pelota y jugadas individuales el Real sacó su casta en el mejor momento: antes de irse al descanso.
Un regate limpio de Benzema le permitió llevarse a tres defensores del Atlético en la línea de fondo, envió un pase rastrero para que Kross fusilara a Jan Oblak, y así fue. Sin embargo, el guardameta tapó la acción e Isco aprovechó el rebote para matar al Atlético.
El juego se fue al descanso en punto muerto, casi con el pase a la final en la bolsa, pero a Simeone y compañía nunca se les puede dar por muertos, pues sacan esa fuerza que hace dudar a cualquiera.
Sin embargo, en el complemento la tónica del juego cambió de manera radical. El ímpetu rojiblanco no fue el mismo. Los jugadores querían dar todo en el campo y lo daban... hasta donde el Madrid lo permitía.
Apareció la figura de Keylor Navas para efectuar tres tapadas y hacerse sentir ante una delantera con olfato goleador como la que tuvo en frente.
El compromiso fue rudo, el balón se disputó fuerte y prueba de ello fueron las seis amarillas (cuatro para el Atlético y dos para el Real).
De esta manera, el Madrid se mantiene vivo en Europa y ahora deberá enfrentar a la Juventus de Italia para ver cuál será el amo y señor del Viejo Continente.
El partido final se disputará el próximo sábado 3 de junio.