Jim ``Catfish'' Hunter, que inauguró una nueva era en el béisbol de las grandes ligas al ser el primer agente libre millonario, falleció hoy a los 53 años de edad.
Hunter murió víctima de esclerosis amiotrópica lateral, enfermedad que es conocida en Estados Unidos como de Lou Gehrig, otra gloria de los Yanquis de Nueva York.
El fallecimiento de Hunter fue confirmado por George Byrum, de la Funeraria Swindell de Hertford, localidad de Carolina del Norte donde residía el ex pelotero.
Hunter fue uno de los lanzadores más sobresalientes durante 15 años en las mayores, período en que participó en cinco series mundiales, cuando militaba con los Atléticos de Oakland y los Yanquis.
Entre sus logros figuró su cadena de cinco temporadas consecutivas de 20 victorias y un partido perfecto. Ganó además un premio Cy Young.
Fue el primer jugador multimillonario al declararse agente libre al concluir la temporada de 1974 y en los dos años siguientes fue puntal de los triunfos de los Yanquis, completando 51 de 75 salidas a la vez que llevaba sobre sus hombros el peso del primer banderín de la novena en 12 temporadas.
``Fui, posiblemente, el primer jugador en romper el hielo para que otros jugadores recibieran lo que valían'', dijo en 1987, horas después de ser elegido al Salón de la Fama.
El propietario de los Yanquis, George Steinbrenner, nunca dudó del valor de Hunter y reconoció que el lanzador fue puntal de los campeonatos ganados por Nueva York en los años 70. Aparte de ser hábil lanzador con una amplia variedad de velocidades y control absoluto, Hunter fue timón a sus dos rebeldes novenas.
En la loma, Hunter era el fiero jugador por excelencia. A pesar de copiar la moda de fines de los 60 y principios de los 70 de lucir bigote y pelo largo, siempre mantuvo los valores de persona humilde y nunca perdió su acento de pueblo chico.
En septiembre de 1998, Hunter se enteró de que sufría de esclerosis amiotrópica lateral, enfermedad que ataca los nervios de la columna vertebral y el cerebro encargados de los movimientos de los músculos. La enfermedad causa parálisis progresiva y con el tiempo, la muerte.
Hunter también sufría de diabetes.
Su salud tuvo otro traspié el 8 de agosto cuando se golpeó la cabeza al caer en las escaleras de concreto de su residencia. Estuvo inconsciente durante varios días, pero se repuso lo suficiente como para que los médicos lo dieran de alta y el sábado regresó a su casa, en una finca en el condado Perquimans. El reverendo Keith Vaughan, vocero de la familia, dijo que Hunter estaba en estado regular a su regreso el sábado.
Asiduo deportista, Hunter notó por primera vez los efectos de su enfermedad en el invierno de 1997-98 cuando cazaba cerca de su propiedad.
``No podía levantar mi escopeta con la mano derecha'', dijo Hunter en una entrevista reciente. ``Como era un día frío, supuse que lo que me aquejaba se me pasaría. Pero fue empeorando''.
En un principio, Hunter pensó que se trataba de alguna picada de garrapata, pero luego de varias visitas a médicos en diversos centros médicos, Hunter se enteró de lo que lo aquejaba.
Ya él conocía la historia de Gehrig, quien murió de esa enfermedad en 1941, cuando contaba 37 años de edad.
``De momento, no podía ni hablar'', relató Hunter.
Hunter hizo una breve visita al campamento de entrenamientos de los Yanquis en Tampa, Florida a principios de año.
``Estoy bien'', dijo en esa ocasión. ``Lo único es que no funcionan bien mis manos y mis brazos''.
Los Atléticos hallaron a Hunter en Hertford, y el propietario Charles O. Finley fue quien le puso el sobrenombre de Catfish (Bagre).
Hunter fue firmado por los Atléticos en 1965 y subrayó el traslado del equipo a Oakland en 1968 con un partido perfecto contra los Mellizos de Minnesota. Para ese entonces, ese partido era el séptimo perfecto en la historia moderna del béisbol.
Comenzando en 1971, Hunter acumuló cinco temporadas consecutivas de 20 triunfos y en 1974 ganó el premio Cy Young de la Liga Americana. Al concluir esa temporada, se le declaró agente libre por el mediador Peter Seitz porque Finley no le pagó una indemnización que formaba parte de su contrato.
En vista de que para esa fecha todavía regía la cláusula de reserva, fue inusitado el que un astro del calibre de Hunter hubiera quedado en el mercado abierto. Para fines de ese año, ejecutivos de numerosos equipos de las mayores hicieron el viaje a Hertford para intentar reclutar a Hunter, quien estaba mucho más interesado en cazar que en hablar de negocios.
Finalmente, Hunter accedió a firmar con los Yanquis de Nueva York contrato de cinco años por 3,75 millones de dólares.
A pesar de que en el mercado de hoy esa cifra es ínfima, en la temporada de 1975 figuró Hunter como el mejor pagado en la historia del béisbol, despejando el camino para la lluvia de los millones que comenzó después de la temporada de 1976.
Hunter cerró su carrera con los Yqnuis en 1979, habiendo ganado 224 juegos en 15 temporadas y participado en cinco series mundiales.