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Johnny Chaves dirigió 602 partidos en el fútbol nacional. El estudioso técnico falleció, luego de luchar contra el cáncer. (Rafael Pacheco Granados)
“A usted la conozco desde chiquilla, que gusto de verla”. Esa frase solía decírmela don Johnny Chaves cada vez que nos encontrábamos en algún estadio.
Me parece que fue ayer cuando me expresó esas palabras en el viejo Estadio Nacional, en el Cuty Monge, en el Ecológico, en el Ebal Rodríguez, en el Fello Meza y en el Morera Soto.
Tenía poco tiempo de haberme graduado como periodista y no hacía mucho me habían contratado en la sección As Deportivo de La Prensa Libre. Por esas cosas de la vida, la primera cobertura internacional me llegó muy pronto. Y fue una linda experiencia.
Corría mayo de 2005 y el Municipal de Pérez Zeledón viajaría a Medellín, Colombia, para prepararse de cara la final nacional de la temporada 2004-2005 contra Liga Deportiva Alajuelense.
Me asignaron la cobertura de esa gira de los ‘Guerreros del Sur’, que estaban a cargo Carlos ‘Piscis’ Restrepo y en donde Johnny Chaves fungía como preparador físico y asistente.
También fueron los periodistas Kénneth Hernández por Diario Extra y Rodolfo Méndez de Radio Columbia.
Al llegar a territorio paisa, a los trabajos del equipo generaleño se incorporó un buen amigo de Restrepo, el preparador físico Juan Carlos Arrubla —a quien luego llevó al cuerpo técnico de Alajuelense—.
El colombiano empezó a tomar protagonismo en las prácticas y en los fogueos contra Atlético Nacional, Independiente de Medellín y Envigado.
Las entrevistas a Arrubla también empezaron a darse con frecuencia y Johnny Chaves se acercó a Kénneth, a Rodolfo y a mí para enseñarnos su título de entrenador, certificado en Holanda, tras haberse especializado en Alemania.
Nos comentó no a manera de reproche, sino haciendo la defensa de su terreno y de sus sueños que no se nos olvidara que el preparador físico de ese equipo era él y que en algún momento aspiraba a dirigirlo y acumular mucho rodaje en el banquillo.
Era un estudioso, que sin ejercer su profesión de técnico en ese entonces, buscó la manera hacerse respetar. Y cumplió lo que añoraba. Aquel preparador físico, que también entrenaba porteros -su puesto en tiempos de futbolista-, se abrió paso en el banquillo.
Fue en Pérez Zeledón su primera experiencia como timonel, tras la salida de Carlos Restrepo.
Luego dirigió a la UCR, a Cartaginés, a San Carlos, al Deportivo Mictlán de Guatemala, a Barrio México en la Liga de Ascenso, al Santos de Guápiles, sumó una segunda experiencia en Pérez Zeledón y Grecia se convirtió en el último club que tuvo a cargo.
Como me dijo en aquel momento: ‘Lo que pasa es que yo quiero ser entrenador’. Hoy me alegra pensar que don Johnny consiguió lo que tanto quería y que dejó su huella en el fútbol nacional como el cuarto técnico con más partidos dirigidos.
También me hizo ver que cuando alguna situación incomoda, no hay que guardar silencio, porque siempre se debe defender el terreno de uno.
Descanse en paz don Johnny.