Limón llegó a Guadalupe como un barco a la deriva. Así navegaba por el Torneo de Clausura 2018 hasta que este miércoles la tripulación comenzó a dar buenas señales con el triunfo 1-2 ante Guadalupe FC, en el Colleya Fonseca.
La victoria a domicilio significó el primer triunfo de los caribeños en el torneo y de paso envía un mensaje optimista en medio de la nada, pues la Tromba había mostrado muy poco.
El capitán de la nave, Horacio Esquivel, reacomodó a su gente, luego de un primer tiempo en el que todo hacía indicar que volverían a hundirse.
La visita estaba abajo en el marcador desde los 27 minutos, cuando el carrilero derecho Andrey Mora concretó luego de una hermosa secuencia de pases con Óscar Arce.
Mora subió toda la banda, hizo un par de combinaciones con Arce y definió de buena manera ante la salida de Dexter Lewis.
Hasta ahí se cumplía con la predicción: Guadalupe mostraba el carácter de los partidos anteriores y Limón continuaba perdido, pero el fútbol no es de 27 minutos ni 45, son 90. Eso lo tenía claro Esquivel.
Tras el medio tiempo, a tan solo 14 segundos de haberse reanudado el compromiso, la Tromba sacó a relucir su vergüenza deportiva y el recién ingresado Víctor Pérez definió de pierna derecha ante la precipitada salida del portero Luis Torres.
Con ese gol de vestuario los limonenses parecieron divisar el triunfo en el horizonte y decidieron ir por él. Se adueñaron del balón, de la potencia en las jugadas divididas y de los segundos balones.
Todo eso generó que al 64’ apareciera el contención Johnny Gordon para darle la vuelta al marcador con un tanto de cabeza y así continuar fortaleciendo la misión de rescate.
El mediocampista concretó un buen centro de Michael Barrantes por el sector izquierdo para darle a sus compañeros la sensación de que podrían conseguir llegar a buen puerto, al menos por una vez en las ocho fechas que han disputado.
Ya con esa ventaja, Esquivel hizo de las suyas y mostró su colmillo. Resguardó el equipo, aseguró las amarras y así fue como llegaron al primer juego de tres puntos de los caribeños.
A partir de ahora, todo depende del vestuario de Limón, si todos quieren navegar hacia la orilla y recobrar confianza o continuar lidiando con el mar picado en que se les ha convertido este certamen.