Saprissa salvó un punto, consiguió salir vivo del Juan Gobán cuando parecía que sumaría una nueva derrota en un estadio que ha sido un tormento, porque de los últimos siete cotejos en ese escenario no había ganado ninguno, aún así esta vez el 1 a 1 no es mal resultado porque le permite estar a tres unidades del líder, Alajuelense.
Los morados consiguieron levantarse con un método que no le gusta a su técnico, Wálter Centeno, pero le devolvió la sonrisa luego de 93 minutos de furia. Paté vivió un cotejo lleno de cólera, de constante regaño y con mucha frustración; sin embargo, la saprihora lo hizo gritar de júbilo.
Transcurría el minuto 93, Jonathan Martínez desbordó por izquierda, centró y Johan Venegas empujó la pelota al fondo de la red; Dexter Lewis golpeó el poste, Edder Nelson se lamentó contra el césped sintético y en el banco visitante el Paté se abrazó con sus compañeros de cuerpo técnico, celebró con un grito hacia el suelo y con puños cerrados volvió a ver a sus pupilos.
En ese momento llegó el lapso de efusividad del técnico saprissista, quien en este encuentro encontró cómo la ira lo absorbió. Primero con su equipo al que le pidió una y otra vez intensidad, le exigió que bajara la pelota y profundizara, pero también con sus rivales. En el final del primer tiempo entró en una polémica con Jossimar Pemberton, que desembocó en la trifulca entre él y Ricardo Allen.
En un momento de crisis total en el que se adeudan salarios a los jugadores, su administración cambia todos los días y se reparten comunicados hablando de malos tratos de la dirigencia hacia los futbolistas, los limonenses dejaron atrás cualquier inconveniente y se concentraron en ahogar al adversario, por un minuto lo logran.
Saprissa se aprovechó de un Limón totalmente explotado físicamente. El conjunto caribeño sufrió a más no poder del minuto 80 al 90, sus jugadores pedían cambio, el dolor muscular era notorio y no había forma de cambiar a los 11.
En los últimos cinco minutos, los zagueros limonenses Johnny Gordon y Edder Nelson terminaron en el césped sintético estirando sus piernas, en procura de evitar un tirón, mientras el Saprissa buscaba con desespero la igualdad.
Los morados, con mejor forma física, insistieron, insistieron e insistieron hasta que quedó una ocasión y así igualaron.
La dinámica de la primera parte de parte de los pupilos de Ricardo Allen fue impresionante, al punto que consiguieron ponerse al nivel de la S, pese a sus constantes problemas extra futbolísticos que impiden un correcto desarrollo deportivo.
El partido, en el primer tiempo, fue de ida y vuelta. Los verdes apostaron por resguardarse y buscar el contragolpe, así ocho jugadores cerraron espacios y tres buscaron ser la sorpresa en ataque.
Ricardo Allen le regaló media cancha al Saprissa que no supo hilvanar con acierto. Un pelotazo generó una salida rápida de Alexánder Espinoza, el creativo hizo una pared larga con Keyder Bernard y entró al área para vencer a Aarón Cruz.
Luego de la celebración, Limón empezó a creer en que era posible dar la campanada y puso en tres ocasiones contra las cuerdas al Monstruo, pero no lo terminó de matar.
En la charla del final de la primera parte, Centeno le exigía a su equipo que corriera, que diera más, sus ademanes eran claros: puños cerrados en señal de fuerza y constantes aplausos para motivar.
El mensaje caló en el grupo que no contó con su mejor tarde deportiva, pero sí demostró orgullo para buscar a como diera lugar un punto en una cancha que no le favorece.
Wálter Centeno declaró públicamente su deseo de eliminar la saprihora, empero ese momento cumbre del saprissismo fue el que lo hizo sonreír en una día en el que Limón lo atormentó durante 93 minutos, solo le faltó uno para completar el martirio.