Un miércoles 12 de octubre de 1949 se llevó a cabo el primer clásico nacional entre el Deportivo Saprissa y la Liga Deportiva Alajuelense. En aquel tiempo, cuando el clásico solía enfrentar al Herediano y La Libertad, el periodista de La Nación, cuya firma no quedó registrada y que redactó la primera crónica, anticipó lo que estos partidos serían en el futuro: “En partido de garra y pletórico en fibra (....)”.
En ese momento, el Saprissa debutaba en la primera división de Costa Rica tras ser invitado a participar en el torneo. A pesar de su invicto en la Segunda División, perdió la serie por el ascenso contra el último equipo de la Primera División, la Sociedad Gimnástica Española.
El marcador final del partido fue 6-5 a favor de Alajuelense, con el sexto gol anotado en el minuto 90, lo que irónicamente hoy se conoce como “la Saprihora”.
“Alajuela y Saprissa, pusieron con amplitud de manifiesto nuestros progresos en la materia, y a los pesimistas les tornaron optimistas, con este su juego de garra y pletórico de fibra, como difícilmente se haya registrado otro en nuestros fields” (sic) afirmó el cronista en 1949.
El periodista no dejó de expresar su admiración por el primer clásico: ”En este encuentro los bandos dividieron honores y... ¡qué encuentro y qué honores... Si es que no nos cansamos de lamentar que fan alguno se haya perdido esta magna oportunidad de ver a nuestros cuadros luchar como Dios manda! Con corazón y alma en cada intervención, sin darse cuartel, sin segundo de reposo, hasta llegar al final que marcó 90 minutos de evento memorable” (sic).
El reportero escribió emocionado cada detalle del partido, quedando asombrado por el constante ir y venir del juego.
“El duelo es de conjunto a conjunto, casi que no se registran acciones individuales, ya que todos los elementos se mueven guiados por un solo resorte, y ni los porteros tienen reposo, ya que tanto de uno como de otro lado las metas son exigidas de continuo” (sic), comentó el periodista.
Este partido se convirtió en el encuentro con la mayor cantidad de goles en la historia de los clásicos nacionales. Hasta el día de hoy, se han disputado 374 clásicos en el torneo nacional.
La crónica del Alajuelense -Saprissa
Así fue la crónica del periodista de La Nación, publicada el 14 de octubre de 1949. Respetamos la redacción de la época y se han corregido algunos errores ortotipográficos.
En partido de garra y pletórico en fibra, como difícilmente se haya registrado otro en nuestros fields, Alajuela y Saprissa dividieron honores
El score, que bien pudo inclinarse a uno u otro lado, y que marcó al final 6-5 en favor del Alajuela, refleja el poderío de los artilleros
Nuestros deportistas celebraron dignamente el Día de la Raza, pues en el evento estelar del 12 de octubre en el máximo field balompédico, los cuadros Alajuela y Saprissa, pusieron con amplitud de manifiesto nuestros progresos en la materia, y a los pesimistas les tornaron optimistas, con este su juego de garra y pletórico de fibra, como difícilmente se haya registrado otro en nuestros fields.
En este encuentro los bandos dividieron honores y... ¡qué encuentro y qué honores... Si es que no nos cansamos de lamentar que fan alguno se haya perdido esta magna oportunidad de ver a nuestros cuadros luchar como Dios manda! Con corazón y alma en cada intervención, sin darse cuartel, sin segundo de reposo, hasta llegar al final que marcó 90 minutos de evento memorable y que, tal como antes del evento lo augurásemos en esta sección, refleja en forma real nuestro justo poderío en fútbol.
Volvió el entusiasmo
Antes de dedicarnos a tratar de reseñar en la forma más fiel posible este gran cotejo, queremos anotar el hecho de que nuestra afición por el más popular de los deportes, el fútbol, volvió a enmarcarse en ambas graderías del Estadio, demostrando así que cuando se le ofrece “manjar” apetecible, sin necesidad de “bombo y platillos”, esta afición, que tanto conoce del balompié, distribuyéndose en hinchas de uno y otro lado, se vuelca, sin mirar precios sobre las taquillas, y con sus porras contribuye a dar colorido a las contiendas.
Árbitro y equipos
Bajo la dirección de W. Jones, quien se desenvolvió admirablemente, pese al fuerte tren que emplearon los equipos, y quien al no abusar con el silbato, contribuyó al mayor realce de la brega, los equipos alinearon así:
ALAJUELA: Ugalde, Eric, Vivo Rojas, Morera, González, Leandro, Retana, Oconitrillo, Galleta, Balín y Paco Zeledón.
SAPRISSA: Sanabria, Sanabria, Danilo, Tulio, Glevin, Catato, Alex, Herrera, Murillo, Churchill, León y Olman.
El encuentro
La cita se inició sin estudios preliminares; ambos bandos se conocen y entran de lleno a cumplir cada cual su parte; delanteros y defensores se mueven desde el principio derrochando coraje y valentía, lo que enardece a los fans, que ya vislumbran un gran choque.
El césped se divide entre Alajuelas y josefinos y las acciones son parejas por ambas partes, siendo los primeros en anotar, mediante bien colocado disparo de Retana, los provincianos. Pero poco se saborea esta ventaja por los hinchas manudos, pues minutos después Murillo remata una penetración por el centro, batiendo a Ugalde en forma decorosa.
El empate turna a los equiperos en verdaderos proyectiles que se lanzan a uno y otro lado, moviéndose con rapidez asombrosa tanto artilleros como defensas y entablándose un juego fuerte, sin llegar a lo brusco o peligroso, y así lo comprende acertadamente Jones, que no resta valor a la contienda pasándose en los silbatazos. Secunda este árbitro la labor enorme de ambos equipos y estamos en presencia de inigualable evento.
El Alajuela se vuelca con ansias de gol sobre la meta de Sanabria y se producen penetraciones llevadas a toda velocidad que culminan en potentes leñazos de Oconitrillo, Galleta y Balín.
El meta de los morados responde y en forma apurada pero segura, burla estos acosos insistentes de los rojinegros. En uno de estos avances, Zeledón, el extremo izquierdo manudo, recibió servicio adelantado de Galleta, y se enfiló hacia adelante hasta conseguir enviar un centro cerrado que fué rematado oportunamente por Oconitrillo para decretar la segunda caída de la puerta josefina. Balín ayudó en esta penetración al atraerse sobre sí a los defensas contrarios, Danilo y Tulio, dando lugar a que Oconitrillo colocase en forma impecable su pistoletazo.
El duelo es de conjunto a conjunto, casi que no se registran acciones individuales, ya que todos los elementos se mueven guiados por un solo resorte, y ni los porteros tienen reposo, ya que tanto de uno como de otro lado las metas son exigidas de continuo.
Cuando se vislumbra alguna pugna desleal entre uno y otro equipero, éstos comprenden pronto sus deberes, y mediante toques de mano en los hombros, ponen fin a estos conatos de duelo individual.
Son ahora los backs manudos Eric y Vivo, quienes deben emplearse a fondo, así como todo su cuadro bajo, ante las velocísimas acciones de Herrera y Olman, los aleros del Saprissa, que mediante driblings perfectos y centros matemáticos ponen en movimiento a sus compañeros de ataque, Murillo, Churchill y León, para amedrentar una, dos y diez veces a Ugalde, el buen meta manudo, que debe crecerse en forma magistral, para evitar caídas en su puerta.
El acoso al arquero del Alajuela, cuyas defensas cuidaban con celo enorme, culminó en el segundo tanto de los Saprissas cuando Herrera, mediante aprovechamiento de servicio del eje medio, Catato, y en avance por el centro, nos impresionó con un disparo terriblemente fuerte y colocado que abatió bajo el cuerpo de Ugalde, registrándose un nuevo empate en la brega, justo resultado del empuje de los artilleros josefinos sobre las áreas provinciales.
Dos o tres intervenciones del de Saprissa llegan hasta el área gol del Alajuela, pero allí responden como murallas: Eric, con su serenidad y fuerza, y Vivo Rojas, burlando penetraciones contrarias que culminaban en precioso juego de cabeza, pero cuya efectividad anulaban los grandes defensas erizos.
Sin ejercer dominio notorio los Alajuelas, logran, después de contrarrestar la fuerte ofensiva rival, situarse en los terrenos del Saprissa, donde el cuadro bajo de este joven equipo: Glevin, Catato y Alex, tienen que multiplicarse para hacer menos apuradas las intervenciones de sus backs, Danilo y Tulio, y así el meta Sanabria pueda actuar con relativa confianza.
En plena reacción de los artilleros manudos, empujados veloz y en forma fuerte por sus medulares, se van sobre la puerta de Sanabria una vez más, y Gonzáiez, el medio centro, eleva hasta Balín, quien picó hacia Oconitrillo, éste pasa a Retana que de globo lanza sobre el marco, entra Galleta como una tromba y cabeza y bola llegan a las manos del meta Sanabria, quien en forma apurada apenas si toca el esférico para que éste quede frente a su puerta, formándose entrevero en que participan defensas josefinas y atacantes provinciales, pero, cuando Danilo trata de despejar el peligro, Paco Zeledón entra sin “aviso” y manda al fondo de la red para decretar la tercera anotación de su equipo.
Este tanto, en el que Galleta contribuyó con un 80 %, lo paga la Liga a alto precio, pues al encontrarse Galleta con el meta Sanabria y los backs del Saprissa, resulta lesionado, y aun cuando continúa actuando, sus intervenciones resultan nulas para el cuadro, a excepción de otra maravillosa intervención de este peligroso delantero, que más adelante narramos.
Descolgadas preciosas del extremo derecho Herrera, del Saprissa, ponen en movimiento a su línea de ataque, y uno tras otro balonazo disparan Churchill, Murillo y León sobre la puerta de Ugalde, pero este portero, actuando con relativa seguridad, despeja sin dar chance, al menos en esta primera parte, a que los veloces delanteros morados se salgan con la suya.
La medular manuda actuando adelantada impulsa a sus delanteros, y Leondro sirve cruzado a Oconitrillo, quien de seguido continúa el servicio hasta Paco quien se enfila sobre la puerta de Sanabria y frente a éste dispara raso y colocado, para anidar inteligentemente por el lado descubierto, asegurándose el cuarto pildorazo del Alajuela, y minutos después termina esta primera etapa, con el marcador 4-2 en favor de los provincianos.
El segundo lapso
Los josefinos hacen su entrada al campo en esta segunda parte, con las mismas ansias que lo hicieran en la primera, y es así como en forma velocísima y peligrosa Catato se mete por el centro y sirve a Olman, el alero izquierdo, que centra un poco cerrado, despejando Leandro en forma floja, y su error da lugar a que intervenga Murillo que, mediante terrible shut, aprovecha el atolondramiento de Ugalde para conseguir el tercer gol josefino.
Conseguida esta nueva anotación los del Saprissa comprenden que aún pueden descontar ventaja y siguen presionando fuertemente en los terrenos manudos, donde Eric y Rojas, así como Morera, González y Leandro, se emplean desesperadamente para evitar que los acosos contrarios culminen en el empate. Los empleos atolondrados de los defensas manudos culminan en falta de Eric,que castiga Olman, mediante tiro alto que es recogido de cabeza en forma magistral por Churchill para anidar el ansiado empate, pues ya la tablilla marca 4 tantos por equipo.
El asedio josefino sobre los terrenos provincianos es ahora notorio, y el juego se torna aún más pletórico en emoción y jugadas de garra a granel, teniendo que acudir el cuadro bajo manudo a los continuos avances del Saprissa. La artillería manuda renquea, debido a que Galleta sigue quejándose de su lesión, y es así como a estas alturas el dominio de acentuado de los josefinos es acentuado pero gracias a la gran labor del meta Ugalde y sus backs Eric y Rojas, estas tantas penetraciones de los artilleros del Saprissa se burlan en su mayoría, pues el Alajuela, aun cuando lanzando a corner o sacando al out resta efectividad a esos empujes de Murillo, Churchill y León.
Por fin los Alajuelas logran, mediante reacción extraordinaria controlarse, no sólo en la defensa sino adelante, y su cuadro bajo, que cumple a conciencia distribuyendo balones a una y otra ala, donde Retana y Zeledón lanzan centro tras centro, se lanzan sobre la meta de Sanabria donde se suceden uno, dos y más trancazos, debiéndose a las oportunas y desesperadas intervenciones de Catato, Glevin y a la pareja de backs, Danilo y Tulio, así como a la sobresaliente labor del meta Sanabria, que estos cañonazos seguidos de Oconitrillo, Balín y Retana, no culminen en nuevos tantos.
A estas alturas Le suceden enormes jugadas por ambas partes,pues si bien los artilleros provincianos se lucen con actuaciones nunca antes vistas, los defensores contrarios saben responder a este poderío del fútbol alajuelense y contrarrestan, aun cuando ahora emplean la táctica manuda de sacar balones al corner y al out, a como haya lugar. Precioso remate con la frente de Balín da en el larguero, el rebote lo alcanzó Retana para disparar seguido, pero salta Sanabria y desvía el balón cuando ya éste alcanzaba la línea fatal y así una y otra jugada que demuestra perfección y coraje balompédico, se suceden en esta puerta, pero hay elemento al frente, y tantos que parecían seguros, no se producen, pese a que ya los fans desde sus asientos, o mejor dicho de pie, los cercaban como tales.
Morera, el medio manudo, se corre con el esférico y lo sirve adelante, donde entra el trío ofensivo: Oconitrillo, Galleta y Balín, disparándo éste último, despejan las defensas y recoge de seguido Galleta, que arranca alaridos en las graderías al disparar leñazo que, prendiendo lumbre, como todos los de su marca, va a incrustarse en el ángulo derecho de la puerta josefina para señalar el quinto tanto manudo, o sea el que les devuelve la ventaja a los provincianos.
Son ahora los josefinos quienes al sacar el balón por el centro, por medio de Churchill, se van, apoyados por sus medios hacia la puerta del Alajuela, y se produce una arremetida furiosa que queda en los botines de Herrera quien, cargado a su ala, bombea al marco. El balón da en el travesaño izquierdo de Ugalde, y el rebote lo alcanza Churchill que entraba cual “componente de la carga de los 600″, y dispara a media altura para lograr el nuevo empate de la durísima brega.
Ya el final está tan cerca que son segundos los que cuentan, y es entonces cuando se produce el “milagro” González, el mediocentro manudo, sirve adelante en globo, interviene el trío medular saprissista, pero el globo los burla, entran los cinco artilleros manudos, arrolladores, llenos de coraje, y en jugada que se tarda más en describirla que en ejecutarla, Paco Zeledón, el gran equipero “banda”, pues de todo actuó, desaprovecha un servicio de Oconitrillo, claro, con toda intención, para que entre el equipero mejor colocado, Balín, quien sobre la marcha avanza para meter la zurda y lanzar tremendo shut que impulsa el esférico hasta los cordeles del Saprissa, sin que la preciosa estirada de Sanabria pudiese restar, en lo mínimo, el sexto y último magnífico tanto de la memorable contienda del Día de la Raza, y que fué el que dió el justo gane a este gran cuadro de la Liga, ante su más temible y digno rival, el Saprissa F. C.
Este último tanto, que movió el pizarrón para marcar 6-5 en favor del Alajuela, fué anotado ya en el último segundo final de la lucha.
La Dirección del joven Jones fué acertada. Supo aplicar el silbato a conciencia y uno que otro problemas presentados, si bien leves, fueron resueltos atinadamente y repetimos, su desempeño contribuyó, indudablemente, a valorizar más este duro duelo, choque en el que tanto uno como otro equipo merecía ganar, pero ninguno perder, y creemos que esa ventaja mínima del Alajuela, bien la pudo soportar en contra sin que sus méritos desmereciesen, como ello también se aplica a los valientes y corajudos equiperos del Saprissa.