10/09/2011 Partido Heredia Alajuela con el marcador 4-0 /Alonso Tenorio (Alonso Tenorio)
De nada sirvieron las pancartas que le indicaron al público: “No a la violencia”, cuando en el terreno de juego los protagonistas insultaron al futbol con patadas al rival y pescozones.
Qué lástima, porque de no haber sido por esto, los locales habrían concluido los mejores 90 minutos del torneo, con una victoria que le dejó a dos puntos de la Liga.
Aquel cuarto gol de Cristian
Desde la primera parte el conjunto local fue otro, aunque, hay que aceptarlo, no siempre fue el que mejor manejó la pelota.
La Liga entró al partido dispuesta a marcar temprano, basando sus avances en la velocidad de Gabas y en los pases de Marcelo Sarvas.
Mientras los florenses se asentaron, los manudos aceleraron y en 10 minutos tenían dos remates a las manos de Cambronero, y un gol anulado por fuera de juego.
Mas, al igual que lo hizo el miércoles en Limón, ayer Jafet Soto supo reaccionar rápido y pronto controló los embates manudos.
Soto, con apenas dos juegos como director técnico, muestra un estilo que combina control y mucho vértigo, ese mismo del que se ufanan tanto los rojinegros.
Consciente de que el pueblo florense ya no soporta más derrotas y que un triunfo de la Liga les dejaba anoche a ocho puntos de diferencia, Soto apostó por tres delanteros, Olman Vargas, Víctor Núñez y Anderson Andrade, este último escondido en la banda derecha.
Con tal convicción ofensiva los locales marcaron el primero cuando Patrick Pemberton botó a Núñez dentro del área, y el penal fue cobrado por José Carlos Cancela.
La anotación hizo que el ritmo trepidante de los manudos se resquebrajara, y fuera Herediano el que comenzara a tratar el balón.
Conforme pasaron los minutos Herediano se fue acercando, y, en una de estas,
Para la segunda parte, con una Liga que se desespera y no sabe reaccionar, los locales llegaron al tercero en una jugada entre Cancela y Barbosa, quien frente a Pemberton tocó a un costado.
Mas tarde vendría el cabezazo de Montero, las tarjetas rojas y el zafarrancho que opacó el juego.