Gutiérrez, vecino de San Pablo de Heredia, tiene un total de nueve coronas en 10 participaciones.
El corredor ganó sus cuatro primeros campeonatos en la categoría de cuatro cilindros, luego sumó tres en los seis cilindros, y ayer obtuvo el segundo con un ‘mamulón’ de ocho cilindros.
“Desde que se inició el Desafío 4x4, en el año 2000, estoy acá, he ido subiendo de una clase a otra porque a uno siempre le gusta pasar a carros más grandes”, añadió el competidor poco antes de recibir el trofeo de campeón en los mayores.
Al preguntársele al monarca de ocho cilindros por qué ayer la clase absoluta fue dominada por los autos de seis y cuatro cilindros, este manifestó que el tipo de pista les hizo verse mejor sobre el barro.
“Es una pista muy rápida y así es mejor tener un carro más liviano, me gusta mucho la clase grande, pero a veces pienso que debí quedarme en los cuatro o seis, pues los circuitos les benefician”, indicó.
Gutiérrez, quien posee una tienda de accesorios de carros, añadió que cuando los vehículos de ocho cilindros compiten ya la pista está muy deteriorada, “y eso influye”.
“A los de ocho cilindros nos favorece cuando la pista está más mojada –o embarrialada–, pero estuvo un poco seca y eso no nos ayuda, a los ocho cilindros nos fue mal, pero igual seguiremos luchando”.
Ayer el circuito de competencia estuvo conformado por lagunas de agua, zonas jabonosas, tucas pegadas al piso, una montaña de mediana estatura llamada Irazú y otra grande bautizada El Chirripó.
Las zonas que más dificultad representaron para los competidores fueron las lagunas, que frenaban de golpe los caballos de fuerza de los carros, y El Chirripó, cuyo ascenso y descenso generó que algunos se detuvieran y otros volcaran.
El Desafío 4x4, que ayer llegó a su décima edición, no se realizó en el 2009 por la crisis mundial.