Fidel Escobar dijo con permiso, se puso el frac y quiso ser elegante. Y no es que no lo sea, siempre muestra esa distinción al marcar, anticipar y servir pases filtrados al espacio.
Pero lo que el Comandante hizo en el clásico ante Alajuelense sorprendió a los manudos, a los morados, a sus compañeros y hasta a él mismo.
Escobar, quien es defensa central pero ha jugado como contención, posición en la que Vladimir Quesada, técnico de Saprissa, lo ha utilizado en los últimos compromisos, se lució a los 37 minutos cuando se deshizo de cuantos rivales se le cruzaron en el camino y anotó un golazo que le dio la victoria a Saprissa. De paso, celebró en grande su primer tanto como morado.
Fue un momento pleno para Fidel, quien con ese golazo dejó a sus compañeros sin palabras, ya que le habían estado preguntando cuándo marcaría su primer gol con Saprissa. Fidel lo hizo en el clásico, con el estadio lleno, mientras su esposa lo veía desde las gradas y su madre, Oderay Mendieta, lo alentaba desde el cielo.
Mendieta, quien falleció hace casi un año, era una amante del fútbol y motivó a su hijo a convertirse en jugador profesional. Fidel corrió, gritó el gol y se lo dedicó a su madre.
Al ver el balón descansar en el fondo del arco de Leonel Moreira, portero de Alajuelense, Escobar recordó que cuando salió corriendo para celebrar, lo hizo con los ojos cerrados. Al abrirlos, vio a sus compañeros abrazándolo y diciéndole: “Mae, es su primer gol, mae, es su primer gol”.
“Fue un momento muy especial para mí y nunca lo voy a olvidar. Hacer lo que hice en un clásico y enviar el balón a la red, yo me quedé impresionado. No me lo creía y tengo que ver el video para saber qué hice. Pero estoy muy feliz”, aseguró Fidel Escobar.
El Comandante tomó el balón por la derecha y comenzó a deshacerse de jugadores de Alajuelense. Superó a tres de ellos, dos quedaron tendidos en el césped, Fidel no pensó ni planeó lo que hizo. Solo lo hizo. Vio la oportunidad de avanzar. Quizá intentó dar un pase, como suele hacer cuando avanza unos metros, pero encontró el espacio, avanzó y anotó un golazo.
“Es el mejor gol que he marcado en mi carrera. He anotado de tiro libre. En la Copa Oro anoté de cabeza, pero ninguno como este. Fue un chispazo sacar a los jugadores y enviar el balón a la red, que más que un disparo, fue un toque al balón”, comentó Fidel Escobar.
Sus compañeros destacaron las habilidades de Fidel, como Mariano Torres, capitán saprissista, quien expresó que el canalero tiene mucha calidad y por eso lo utilizan en el mediocampo como recuperador, debido a su técnica y visión de juego. Mariano y todos en el vestuario estaban muy contentos por Fidel.
Al final, Fidel Escobar se llevó un regalo en sus manos, aunque no era para él. El saprissista buscó a su coterráneo Freddy Góndola y le pidió su camiseta. Freddy se la entregó, y en la zona de vestuarios del Estadio Ricardo Saprissa, se saludaron, se abrazaron y conversaron un buen rato. La camiseta rojinegra estaba en manos de Fidel, quien se la llevaría a su suegra. Ella le pidió el favor, ya que le gusta el fútbol de Freddy, a quien Fidel calificó como un hermano.