Harry Rojas hoy tiene 26 años y es figura de Sporting F.C.; no obstante, hace seis años su realidad era distinta porque recién despuntaba como una de las figuras de Alajuelense para el futuro, al punto de que un ídolo manudo lo veía como el ‘más entregado’ de la planilla, mientras que años antes ya había recibido elogios de un símbolo de la acera del frente: Saprissa.
El extremo que la afición eriza identificó como su esperanza en su etapa como manudo vivió tres lesiones graves que lo llevaron al quirófano y lo hicieron perder, según cuenta, prácticamente tres años de carrera. Sin embargo, no se rindió, continuó y hoy, aunque no es titular indiscutible en Sporting, sin duda aparece como pieza importante.
-¿En qué momento de su carrera se encuentra?
-La verdad es que en Sporting me siento muy bien, también creo que me fue muy bien en Grecia. Ahí yo pude recuperar el nivel que había perdido con las lesiones. En Sporting ya voy a cumplir dos años y yo me he entregado al máximo. Yo siempre estaré preparado al 100, me siento bien. Si me toca jugar, juego, sino, pues aporto desde el banquillo
-¿Qué ha faltado para consolidarse como titular?
-Las lesiones mías fueron en la Liga, tres cirugías y tres años perdidos de carrera. Después de eso pude retomar mi nivel en Grecia, luego me contrató Sporting, por dicha ahora juego, aunque sea banca, pero juego. Para mí jugar es una oportunidad, porque he pasado por lados oscuros cuando estuve seis meses, un año sin jugar. Cada oportunidad me hace sumar y eso me pone muy contento.
“No he jugado todos los partidos titular como desearía, pero así es esto”.
-Wílmer López una vez dijo: ‘es el jugador más entregado del plantel’. Vaya peso de declaración le dejaron.
-La verdad es yo estuve ocho años en la Liga y estuve con todos los entrenadores que fueron símbolos de la institución como Wílmer, Chunche (Mauricio Montero), Cristian Oviedo. Para mí fue una experiencia muy bonita, salí por cosas ajenas del fútbol, como que estuve mucho tiempo lesionado. La Liga fue una bonita experiencia, yo maduré muchísimo. Pero ahora estoy en Sporting y solo quiero consolidarme acá.
LEA MÁS: Adonis Pineda cuenta cómo superó aquella fatídica final con Alajuelense
-¿A usted le llamó la atención que Wilmer dijera esto?
-Sí, claro, más que fue entrenador mío. Yo siempre con él conseguí ser goleador; la verdad, muy agradecido con él y todos porque me fue muy bien en la Liga. El Pato es el Pato y es una motivación total que piense así de uno.
-Y no solo él: Wálter Centeno una vez quedó admirado en Quepos con sus remates de larga distancia.
-Son personas con una amplia y exitosa carrera. Esa vez sí me acuerdo... Paté iba mucho a Manuel Antonio (Quepos), yo podía tener ocho años y Paté se metió con nosotros a jugar y le pegué durísimo al balón y Paté se quitó y dijo: ese chamaco va a llegar (a Primera División) y con el paso del tiempo pues se dio; a él le costaba creer que un niño tan pequeño le pegara tan duro a la pelota. Cuando yo debuté en la Liga, él preguntó por mí y se dio cuenta de que había llegado.
-¿Es cierto que su mamá es la que se encarga de mantenerlo a ‘mecate corto’?
-Sí, mi mamá siempre mentalmente me inculcó trabajar y ser disciplinado. Yo tuve un pleito con ella porque dejé de estudiar. Es profesora de francés. Estoy sacando bachillerato y espero ya pronto comenzar la universidad.
-¿Ella le salvó su andadura deportiva?
-Mi mamá (Ileana Cabezas) una vez cuando cumplí 17 me jalé una torta en Alajuela y dejé de estudiar y me dijo: ‘Estudia o se va para Quepos’. Mi papá me decía: ‘Haga caso, porque sino viene para acá”. Tuve que hacer caso, porque sino se me iba de la Liga y se me iba el sueño.
-¿Se imaginó a estas alturas de su carrera, por la forma en que inició, que ya estaría en Selección Nacional o el fútbol internacional?
-Uno siempre quiere estar en la Selección, jugar en el exterior, pero los tiempos de Dios son perfectos y yo prefiero ir día a día. Esas fueron las cosas que aprendí con las lesiones.
LEA MÁS: Harry Rojas: Un talento que debió poner a prueba su paciencia
-Usted en un clásico marcó un doblete y enloqueció a los liguistas. ¿Cuánto extraña ese tipo de partidos?
-Tengo que decir que son de las cosas que más extraño: jugar esos partidos, porque uno siente esa sensación diferente, son partidos en que se juega el prestigio, que uno se juega que la gente se acuerde de uno en el futuro y es algo muy bonito. Siempre quise jugar con Grecia etapas finales pero no se pudo, pero ahora solo busco eso con Sporting. Imagínese darle el primer título a Sporting, sería un momento muy lindo. Me encantaría vivir eso con Sporting.