Jamille Boatswain enloqueció cuando vio que clavó la pelota en la portería de Kevin Ruiz, en el 90'+1, para sellar el 3-0 con el que Alajuelense venció a Grecia.
El trinitense no sabía ni qué hacer y no pudo contener las lágrimas.
"Es mi regalo de cumpleaños, es mi primer gol internacional", manifestó el atacante.
Por su cabeza pasaban varios episodios difíciles, porque a le ha costado la adaptación al fútbol nacional.
El idioma también se le ha dificultado.
No ha sido nada fácil, pero el delantero tampoco baja la cabeza.
Era uno de los suplentes en este pulso contra los griegos, aunque eso no garantizaba que viera acción.
De hecho, Jamille tan solo había jugado 52 minutos en el torneo.
Wílmer López le dio la oportunidad y lo mandó al campo en el 79', como sustituto de Harry Rojas.
Al concretar, la emoción de Boatswain no terminó en la cancha, porque al llegar al camerino se desató una algarabía.
"Ahí estábamos molestándolo porque no sabía ni cómo celebrar, se tiró al piso y yo creo que dejó la mitad del pecho en la gramilla y es parte de... Nosotros lo molestamos porque le gusta el Ensure (bebida alimenticia) y después de los partidos siempre le pedimos permiso, de que si nos comparte y nos da, porque el hombre no perdona, hasta un vaso diario se toma", comentó Jonathan McDonald.
Según el Pato, ese tanto del trinitense alegró a todo el equipo.
"Cuando llegamos al camerino, todos lo estaban vacilando, incluso por la celebración, que quiso como tirarse resbalado y se quedó pegado, entonces ese es el ambiente que hay, muy positivo, con gran compañerismo", destacó López.