Don Jorge González Martén aspiró a la presidencia de la República en las elecciones de 1974, 1978, 1990, 1998 y 2002; por eso no tengo claro en cuál de esos procesos electorales tuvo lugar la anécdota que voy a contarles.
Resulta que durante una de las tantas plazas públicas que el Partido Nacional Independiente realizó en Cartago, este político nacido en 1926 apeló a un recuerdo futbolístico de su infancia con el propósito de entusiasmar a la multitud presente.
Hago un paréntesis para explicarle a las nuevas generaciones lo que era una plaza pública: se trataba de una actividad proselitista hoy desaparecida, que consistía en una serie de visitas que los candidatos a gobernar Costa Rica realizaban a múltiples comunidades de todas las provincias, en las cuales pronunciaban discursos desde tarimas ubicadas en calles, parques o plazas.
Yo no estuve presente en la plaza pública que González Martén efectuó en el cantón central de la Ciudad de las Brumas, pero sí vi la transmisión que alguna de las televisoras hizo en directo desde la Vieja Metrópoli.
Recuerdo que en determinado instante de su arenga, don Jorge relató que cuando él era niño solía practicar el balompié en una de las canchas cartaginesas.
Palabras más, palabras menos, esto fue lo que manifestó: “Yo jugaba con los amigos del barrio, pero si no había nadie más que yo en la plaza eso no me detenía, ponía la bola sobre el punto de penal, daba unos pasos hacia atrás, tomaba impulso, remataba hacia el marco y de inmediato salía a toda prisa hacia la portería, le ganaba la carrera a la bola, me colocaba bajo los tres tubos, me lanzaba y atajaba el penal”.
Sus seguidores no esperaron segunda orden para agitar las banderas con tres franjas: azul, amarillo y rojo, y corear a todo galillo “¡Martén! ¡Martén! ¡Martén! ¡Martén!” mientras aquel economista, informático, empresario y político levantaba los brazos en señal de victoria.
No obstante, nunca ganó alguno de los comicios en los que participó como candidato; en su primera postulación (1974) obtuvo la mejor cosecha de apoyo popular en su historia política: un 10% de los votos emitidos. En las restantes cuatro elecciones obtuvo menos del 1% de los sufragios.
Al parecer, a don Jorge le fue mejor como futbolista que como aspirante a la presidencia de la República.