Diablo Contreras guía a los pescadores de un pueblo porteño ilusionado por subir a la Liga de Ascenso

Trabajando con las uñas y pidiendo la colaboración del comercio de puerta en puerta, Alfredo Diablo Contreras inculca entre los jugadores del San Luis FC Puntarenas el deseo de superación, de no rendirse ante la adversidad.

Pese a perder en casa el primer juego de la final de Linafa ante Barrio México (1-2), los porteños buscarán la hombrada en la vuelta, este domingo a las 11 a. m. en el estadio Ernesto Rohrmoser, de Pavas.

El estar contra las cuerdas no es nuevo para Contreras y sus muchachos, quienes día a día deben lidiar para llevar el sustento a sus familias, desde un barrio al cual muchos llaman problemático, pero que palpita el anhelo de ascender y llevarle un alegría a sus vecinos.

“La mayoría de jugadores del equipo son de San Luis, un barrio que queda detrás de la fábrica de Fertica y otros viven en la Calle del Arreo, El Huerto, Santa Cecilia y Fray Casiano. Hay casos interesantes de jugadores que tienen mucho potencial, pero que no andan por lo mejores caminos, es por eso que con ellos hacemos una labor social mediante el deporte”, explicó Contreras.

Alfredo es precisamente de Fray Casiano, el mal llamado Camboya, como él mismo afirma. Es por eso que defiende sus raíces, como lo hacía cuando vistió los colores del Municipal Puntarenas, Belén o incluso la Selección Nacional.

“Allí hay gente buena, que se merece respeto, de comportamiento intachable. Pero como es normal hay algunos que se salen del camino, o bien nos descarriamos como seres humanos que somos, que se portan un poquillo mal. No obstante, de allí también salen jugadores que merecen una oportunidad, tienen talento y así lo demuestran en el San Luis. Por algo estamos en la final”, agregó Contreras.

El entrenador es consciente de la situación social que vive su provincia, de la falta de empleo y de oportunidades, por lo que el fútbol es un escape para estos muchachos que combinan el deporte con sus labores cotidianas.

“En Puntarenas la cosa está muy difícil. La mayoría de mis jugadores están dedicados a la pesca, otros no tienen trabajo fijo. Tengo un muchacho de Chomes que es mecánico y dos de Colorado Abangares que trabajan en la cementera. A ellos no les damos viáticos, vienen por amor al equipo. Nosotros solo les damos el almuerzo después de los partidos. Gracias a Dios el comercio porteño nos ayuda con lo que puede, vamos cada 15 días a solicitarles pequeñas colaboraciones y por dicha creen en el proyecto”, enfatizó Contreras.

San Luis solo tiene en el plantel a dos futbolistas de experiencia: Yashin Bosques y Carlos González, quienes jugaron en el Puntarenas FC. El resto han salido de los barrios cercanos. Algunos se han ido porque los llaman de Jicaral o incluso de Alajuelense, para integrarse a las ligas menores, eso ha hecho que otros tomen su lugar y el equipo se mantenga fuerte.

Alfredo aseguró que el camino a la final fue duro, al tener que eliminar a Cúcuta de Liberia, Sagrada Familia y El Guarco de Cartago, por eso considera que pese al marcador adverso, todavía están vivos y lucharán para lograr el objetivo.

“Con este equipo trabajamos durante seis meses, en una mini pretemporada jugamos contra Jicaral, San Ramón y Guanacasteca de la Liga de Ascenso. Formamos una familia, donde nos apoyamos todos y lo poquito que tenemos lo compartimos con los que no tienen, es por eso que vamos a pelear hasta que el partido se termine”, puntualizó Contreras.