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Dylan Flores buscó adentrarse en el área pero se topó con la cobertura de Alexis Gamboa, defensor manudo. (JOHN DURAN)
Cartaginés y Alajuelense dejaron todo para el jueves. Brumosos y liguistas no sufrieron daños en el primer frente a frente de la final de la segunda fase, en un encuentro con contadas emociones, pero sí mucha ‘chispa’ y pierna ‘fuerte’ de por medio.
El partido se vivió con más emotividad que fútbol. Las arremetidas de Géiner Segura contra el arbitraje, contra el banquillo rival y sus constantes palmadas a sus pupilos para que ganaran cada pelota dividida fueron el fiel ejemplo de que los blanquiazules buscaban más lo emocional que lo deportivo.
Del otro lado, Albert Rudé no se quedó atrás. El español gritaba con fuerza, movía sus manos con ligereza y caminaba por toda la zona de banquillo. También aplaudía y celebraba cuando uno de los suyos se imponía en un balón dividido.
El duelo entre brumosos y manudos no fue en búsqueda del gol, sino más bien en el deseo de evitar la anotación. Bien lo aceptaron los mismos brumosos, como Víctor Murillo, irse con el cero en una serie que el gol de visita vale doble es como conseguir una diana, porque ahora cualquier empate (menos el 0 a 0) entregará el pase a los de la Vieja Metrópoli.
En los primeros minutos y por una cuestión más de empuje del aficionado que de planteamiento, Cartaginés encimó a la Liga, la tuvo contra las cuerdas y rozó la celebración. Jeikel Venegas fue un verdadero dolor de cabeza y Daniel Chacón hizo que Leonel Moreira se ensuciara su uniforme con una lanzada determinante.
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Mauricio Wright, asistente técnico de Cartaginés, se movía de un lado al otro, se agarraba su cabeza rapada y en ocasiones hasta parecía que no se controlaría y entraría a la cancha a hacer los movimientos que exigía a los jugadores cartagineses.
El partido fue de retos como el que se mandaron Juan Carlos Herrera (preparador físico manudo) y Géiner Segura (DT brumoso) en el medio tiempo: ‘veámonos en el camerino’, zanjaron con un duelo de miradas cruzadas.
La Liga, consciente que Cartaginés tampoco apretaba en demasía por el triunfo, decidió salir un poco a buscar el oro, en el complemento. Desde el banco llegaron Bryan Ruiz y Yael López, siendo el último quien logró marcar mayor diferencia para su equipo.
López logró evitar que Venegas siguiera torturando por las bandas, pero además sumó ofensiva. Aunque la Liga no tuvo una sola ocasión clarísima frente a Kevin Briceño, sí salió más y por lo menos consiguió poner balones en el área.
Johan Venegas pudo alcanzar uno si se barría, Freddy Góndola careció de precisión en un cabezazo y en otra vio cómo el esférico pasó frente a su cuerpo y no pudo empujarlo al fondo de la red.
En un partido de marca, de entrega, de pundonor, el talento y fútbol vistoso de Marcel Hernández, Carlos Mora, Celso Borges, Aarón Suárez, Ronaldo Araya y el mismo Bryan Ruiz quedó para otra ocasión.
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El arbitraje también tuvo sus momentos de fama, sobre todo en dos ocasiones específicas: una entrada de Ian Lawrence a Ronaldo Araya y otra brumosa sobre Bryan Ruiz. Ambas se pudieron considerar penales, pero ninguna fue señalada como tal.
La moneda está en el aire. Cartaginés y Alajuelense chocarán otra vez en juego definitivo que dará la opción de dos encuentros más o pondrá fin a un torneo en el que la Liga podría llevarse las dos fases. De momento fútbol hay poco, sí mucho fútbol agresivo, entrega, pundonor... Ahora lo que se espera son los goles, por obligación deben caer en un Morera Soto que será una olla de presión para ambas oncenas.