Alajuela. El mayor enemigo es el que está más cerca y parece inofensivo. Eso es Carmelita para Alajuelense en lo que va de la temporada, lo que hace un par de años era San Carlos.
Rojinegros y verdolagas disputaron cuatro partidos en cuatro meses y en tres de ellos triunfaron los de la Barriada. El otro resultado, que fue durante su primer duelo por el Torneo de Copa, fue un empate. Seguramente, el “hermano menor” apenas les estaba tomando la medida.
Aparte, en los últimos dos compromisos, ambos en el Alejandro Morera Soto, hubo un factor común: Carlos Clark, quien hace unos años salió por la puerta de atrás de la institución eriza.
El pequeño volante, anotó en ambas ocasiones para cambiar el partido. A sus 34 años, dichos goles lo tienen como uno de los mejores anotadores del Invierno 2013, en la que sin duda es su mejor temporada como profesional.
Sin embargo, este duelo no solo significa una sacudida del vecino humilde al acomodado que incluso le “presta” su estadio; no solo es un berrinche de los carmelos o del propio Clark hacia una mayor tradición, hacia un plantel de más cartel... es algo más que un duelo particular.
La derrota para la Liga se traduce en dispararse en el pie, pues quedó a cinco puntos de la cima, ese objetivo que parecía haber escapado de la niebla al alejarse de la llamada crisis que tuvieron al principio de este Invierno 2013.
También quiere decir el adiós a un motivante invicto de siete fechas por el campeonato local, y de nueve juegos sumando los de Liga de Campeones de Concacaf.
Y más amargo debe ser el sabor de boca, al saber que el que está arriba es su archirrival, Saprissa, que no resbaló en la también pasada por agua cancha del estadio Municipal de Pérez Zeledón.
Ahora, la Liga deberá hacer su tarea y empezar a tirarle plegarias a los demás, empezando con la Universidad de Costa Rica, que se mide al Monstruo el próximo domingo.
Eso sin olvidar a Herediano, que hoy los puede superar si derrota Uruguay de Coronado en la noche.
Freno. Por su parte, el triunfo para los carmelos fue finalmente encontrar la estabilidad para un vuelo en picada en la tabla de posiciones, el cual con el paso de cada partido solo se alargaba más.
Tenían cinco partidos de no ganar y cuatro de ellos fueron caídas, todas demasiado amargas para un equipo que no juega mal.
No obstante, ayer volvió a asomarse aquel equipo que ilusionó en el Torneo de Copa, aquel que debutó con el mismo paso que anoche: un triunfo ante su vecino acomodado, su “hermano mayor”.