Johannesburgo. Bert van Marwijk es un entrenador de modales victorianos. Detesta los gritos y le huye a los gestos exagerados, ese histrionismo tan latinoamericano.
Un periodista se lo tuvo que preguntar ayer. “¿Alguna vez pierde la compostura, como Maradona o Dunga? ¿Puede llegar por ejemplo a patear la puerta del vestuario?”.
El capitán holandés Gio van Bronckhorst estaba a su lado, en la mesa de conferencias de prensa. Aunque la pregunta no era para él, respondió que no con la cabeza.
Sin embargo, Van Marwijk hizo una confesión: “Una vez le pegué una patada a un panel publicitario”. Pero de inmediato lanzó la aclaración: “Es importante que uno mantenga una visión general, que no se confundan jugadores por nuestro comportamiento”.
El técnico holandés también habló con honestidad sobre su rival. “En uno de los primeros partidos usé a Uruguay como ejemplo. Les dije a mis jugadores ‘miren la pasión que ponen cuando juegan’. Eso los convierte en un equipo muy peligroso”, comentó.
Más adelante no quiso decir cómo tratarán de contrarrestar esa pasión. Pero sí dejó claro que controlar la temperatura anímica de los charrúas será una de las claves para este encuentro.
Descanso. Holanda volvió a las prácticas ayer luego de disfrutar un día libre el domingo.
En la primera fase también usaron esa estrategia: antes de enfrentar a Camerún cambiaron un entrenamiento por una visita a la Isla Robben, donde Nelson Mandela pasó casi todo su encarcelamiento.
La Oranje practicó durante una hora en el estadio Atholone de Ciudad del Cabo. Ninguno de los semifinalistas utilizó ayer el estadio Green Point, para no estropear el césped, que recibe bastante lluvia desde el inicio del Mundial.
Durante su contacto con la prensa resultan inevitables las alusiones a la Naranja Mecánica de los años 70. Y también a algunas críticas que Johan Cruyff, gurú del balompié holandés, tiró sobre la austera propuesta actual.
“Johan también ha dicho otras cosas positivas. Nosotros trabajamos hacia un objetivo, en esto todos tienen una opinión y tratan de darme consejos, pero vamos a seguir por la senda que hemos tomado”, expresó Van Marwijk.
Los representantes del equipo tulipán no quisieron “elegir” oponente en caso de avanzar a la final. Quizás en privado tengan su opinión sobre España o Alemania, pero no se animaron a ventilarla.
“Con cualquiera de los dos sería un partido maravilloso. Lo importantes es llegar”, señaló Van Bronckhorst, exlateral del Barcelona y actualmente en el Feyenoord.
En el cuartel holandés saben que llegan como favoritos. Puede sonar como un halago, pero más bien es una posición incómoda: el rival no tiene nada que perder y será ganancia cualquier botín que saque con esa pasión charrúa.