Descrita como la Capital del Mundo, Nueva York es la ciudad más poblada de Estados Unidos y uno de los centros de negocios más grandes que tiene este planeta.
El deporte no escapa a esa inmensa cantidad de dólares y pasiones que se mueven alrededor y a través la Gran Manzana; así que por más de un siglo varios de los equipos más queridos de la afición han nacido en esta urbe.
Los Yanquis están eternamente en la puja por los títulos, pero otros equipos neoyorquinos pueden pasar décadas sin luchar por un campeonato y seguir colmando los títulos de las publicaciones especializadas.
Los Knicks llevan 40 años sin ganar un campeonato y nadie concibe la NBA –o el baloncesto– sin su mediática presencia.
Motivo por el cual los Nets, que al igual que el New York City FC son propiedad de un extravagante multimillonario extranjero, se acaban de mudar a Brooklyn.
En el futbol americano los Jets solo han ganado un Super Bowl, en 1963; y los Giants pasaron 17 años sin que el mariscal Eli Manning los rescatara de la mediocridad. Ninguno ha perdido o perderá su mística.
En el beisbol los Mets son apodados “adorables perdedores” y no pierden su base de aficionados ni su poder económico.
¿Cómo lo hacen?
No es solo la fortaleza económica que ofrece la gran masa de seguidores al deporte en Nueva York o las posibilidades de marketing en la población con el mayor poder adquisitivo del mundo.
Eso ayuda, y mucho...
Pero el poderío de los equipos de la Gran Manzana también se basa en la actitud –muchas veces agresividad– de la afición neoyorquina, la más temida y querida de los Estados Unidos.