Nos conocimos cuando los dos estudiábamos ingeniería. Él iba un par de años atrás porque era más joven que yo, pero, aun así, hicimos buena amistad. Franz era de fácil acceso y tenía fama de ser buen estudiante; decía que deseaba profundizar en Sismografía porque le tenía miedo a los temblores.
Una de las experiencias más trascendentes que tuve con él fue cuando me invitó a visitar Managua en compañía de varios colegas, unos días después del terremoto. Ahí constatamos la tremenda fuerza de un movimiento sísmico y analizamos muchos errores de diseño y construcción que provocaron el colapso de la ciudad. Vimos varillas de una pulgada de diámetro que se partieron como si les hubieran pasado una segueta, constatamos la importancia estructural de los aros que se colocan en vigas y columnas para resistir los movimientos horizontales. Ahí hubo gran cantidad de errores que fuimos analizando con la sabia dirección de Franz, quien ya era especialista en movimientos sísmicos. Lo importante para él y para nosotros fue constatar que los edificios diseñados en Costa Rica bajo la custodia de Franz Sauter se mantuvieron en pie y apenas sufrieron reventaduras superficiales.
Me contaba el ingeniero Hermman Kruse que Franz estaba preparando un libro de fotografías de gran cantidad de terremotos. Cada vez que había un terremoto en alguna parte, Franz se iba para allá a enterarse bien de lo que había sucedido. Sería bueno que alguien de su familia intentara rescatar este trabajo y darlo a conocer.
Empresas y novedad.Entre la gran cantidad de empresas que Sauter fundó o ayudó a fundar está Productos de Concreto. Esto fue una unión de empresarios: Trino Araya fabricaba tubos de concreto, Jorge Clark producía mosaicos y Franz llegó con la novedad del concreto postensado, que vino a modificar los sistemas de construcción.
Esa misma empresa lo envió a Alemania a estudiar sistemas de concreto pretensado con una de las grandes autoridades mundiales en la materia: el ingeniero Fritz Leonhardt. Después se quedó un tiempo trabajando con él.
También estuvo en Japón, estudiando los temblores e integró la comisión que redactó el “Código sísmico”, documento que hoy tiene beligerancia mundial.
Ángel de la guarda. Contaba Franz, en un artículo periodístico, que en tiempo de la Segunda Guerra Mundial él y su familia se encontraban en Alemania y un día, después de un peligroso bombardeo, quedó por ahí perdido entre escombros, muy asustado y solo, pero en eso apareció un soldado alemán que lo llevó de la mano por los campos de batalla hasta encontrar a su familia. Al llegar a la casa, le pidió que esperara un momento para llamar a sus padres y darle las gracias, pero, cuando salieron, ya el soldado había desaparecido. Desde entonces –decía Franz– él siguió creyendo en el ángel de la guarda.
Se nos fue Franz Sauter, nadie lo esperaba; sus colegas hemos perdido a un gran amigo, y la patria, a un constructor de verdad.
¡Qué Dios lo tenga en el cielo!