Como personas jóvenes, estudiantes de secundaria, llevamos las materias que debemos llevar y recibimos los temas que debemos aprender. Sin embargo, estos currículos deberían reformarse, pues algunos cursos no deberían estar ahí y otros deberían ser añadidos.
Una materia que debería estar en el programa de estudios es la educación sexual, tema controvertido pero esencial por varias razones. En la adolescencia es cuando muchas personas comienzan su vida sexual y, por tanto, necesitamos la guía de los adultos.
La necesitamos para que las relaciones sexuales sean seguras, para usar los métodos anticonceptivos correctamente con el fin de prevenir embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.
Algunos pensarán que con fomentar la abstinencia basta, pero por el contrario, abre campo a la desinformación que puede tener consecuencias para nosotros. El sexo es natural y debe de ser normalizado, no satanizado.
Lastimosamente, hay quienes prefieren mantenerlo en el campo del tabú, pero es hora de empezar a entender que es una materia esencial y nos ayudará durante toda la vida.
Deberíamos recibir también una materia financiera, en la cual se nos enseñe a hacer un manejo correcto de nuestras finanzas personales. Es necesario que se nos enseñe para saber administrar nuestros gastos de manera responsable hoy y mañana.
Aprenderíamos a invertir sin poner en riesgo nuestra economía, sabríamos cómo funciona el sistema monetario aquí y en el resto del mundo. De este modo, utilizaríamos el dinero de forma legal y entenderíamos cómo hacer transacciones seguras.
Necesitamos una materia obligatoria sobre derechos humanos. Vivimos en un mundo cambiante, donde cada día se promueven el respeto y la aceptación de cada persona sin importar su condición o identidad. Costa Rica no debería de ser la excepción.
Debemos aprender sobre los derechos que nos corresponden como ciudadanos del mundo, así como a no discriminar a las personas y qué hacer cuando se violan las libertades propias y ajenas con el propósito de promover un país tolerante, de mente abierta y progresista, donde se respeten nuestros derechos.
La materia debería enseñarnos acerca de los diferentes acontecimientos que suceden en el mundo en contra de los derechos humanos y los que han acontecido a lo largo de la historia para crear conciencia en quienes liderarán al país mañana.
Por otra parte, como se sabe, en el curso de Religión, se nos adoctrina sobre una fe en específico, sin importar si uno cree o no. En ciertos colegios se separa del grupo a los estudiantes que no comulgan con esa religión mientras el profesor da la clase.
No debería ser así. La religión es una cuestión personal y el adoctrinamiento corresponde a nuestras familias o a nosotros mismos, no a nuestro colegio, al cual asisten estudiantes con diversas creencias.
Uno puede adquirir conocimiento sobre su religión en los centros creados para ello, entonces ¿por qué en el colegio? Más bien, lo que se debe hacer es reformar la materia de Religión y transformarla en otra para que se nos enseñe sobre religiones en general, como por ejemplo su historia y conjunto de creencias, mientras se crea conciencia, se promueve el respeto y la aceptación de cada una, y se profesa que cada quien puede creer en lo que desee o no creer. El colegio está hecho para unir mediante la educación, no para separar por creencias.
Nuestro deseo es que se actualice el currículo para que obtengamos herramientas y conocimientos en materias que se imparten hasta muy tarde en la educación o del todo no se imparten.
Queremos una educación abierta, que nos ayude a formarnos como buenos ciudadanos, con valores y responsabilidad para cuando seamos mayores.
Los autores son estudiantes de secundaria. Mía tiene 15 años y Gabriel, 16.