Mucho más grave y cercano me parecen los incidentes ocurridos recientemente a costarricenses y residentes por confusión de los juzgados e implementados por oficiales de Migración. “Son fallas del sistema” y “hay un protocolo que seguir”, apuntan los funcionarios involucrados.
Me duele no ser ni abogado penalista ni ingeniero de sistemas de bases de datos para poder lidiar con el meollo del asunto aquí: ¿Quiénes somos usted y yo para el Estado costarricense? ¿Acaso un secuencia de diez dígitos? ¿José Rodríguez, Ana Mora? El primer criterio se presta, como las víctimas de marras habrán sufrido, a errores humanos tipográficos; el segundo, harto sabido que es insuficiente en su grado de distinción.
Me parece inconcebible que los órganos judiciales y ejecutivos usen como medida de identidad de los ciudadanos uno solo de ambos criterios: el número de cédula de identidad. Y por supuesto que sería peor si aplicasen solo el nombre de pila y uno o dos apellidos del pobre diablo que coincida en ellos con algún ciudadano mal portadillo o del todo, criminal.
Incomprensible. No he terminado de comprender cómo se baja del avión a una persona porque su número de cédula aparece registrado como denunciado. ¿Es que el protocolo de impedimento de salida no incluye mencionar el nombre y apellidos del aludido? En el caso de las afectadas del Santamaría, saltaba a la vista que en el caso de los buscados se trataba de varones; o sea, ni el género coincidía.
En Alemania, donde existe una miríada de Hans Müllers y Petra Steins, para efectos policiales de identidad, se suele incluir la fecha y lugar de nacimiento de los afectados. Estos simples datos reducen las coincidencias de identidad prácticamente a cero. En Costa Rica, aunque las autoridades también tengan acceso a esos parámetros, como que nos hemos hecho ciegos serviles al poderío del número de cédula.
Así como los portales de Internet garantizan un ingreso exclusivo al aplicar el sencillo principio dual de llave-cerradura, en forma de usuario-contraseña, ignoro cuál será el problema para indicar a los poderes del Estado costarricense a solo actuar contra sus ciudadanos cuando existe una congruencia de identidad entre nombre completo y dos apellidos, y ese nefasto número de cédula de identidad.
Tienen la palabra la pericia de los operadores de las bases de datos, el espíritu de servicio de los funcionarios y el sentido común de ambos grupos.
El autor es comunicador.