Varios años he vivido representando a mi país, observando el trabajo de los gobiernos de coalición. Son gobiernos que se constituyen sumando diputados en el régimen parlamentario. Si no se alcanzan los votos para una mayoría, los del partido ganador buscan, según sus postulados, en los otros partidos, quién quiere ser socio en su gobierno para formar la mayoría necesaria y, de esta manera, gobernar. Bajo el gobierno de Ángela Merkel se han dado diferentes coaliciones en cada periodo. ¿Qué ocurre?
Al terminar las elecciones, cada cuatro años, en Alemania, se conforma la mayoría para gobernar. Los integrantes preparan un acuerdo con el otro miembro de la coalición, que puede durar dos meses en las negociaciones. En otras naciones dura muchos más. Luego, se pasa a conocimiento de los partidos el documento final que forma la coalición. Se aprueba, en uno o dos días, algunas veces más, por cada uno de los integrantes.
La líder en este caso, la Dra. Ángela Merkel, nombra sus ministros y la oposición nombra los suyos de común acuerdo para carteras predeterminadas, claramente definidas según el número de votos que cada partido aporta. Luego se procede a la juramentación por parte del presidente federal, y se pone en marcha el gobierno.
Los ganadores ocupan la mesa con los perdedores más votados que desean formar el ejecutivo. Y ambos ponen en marcha el gobierno. Entre muchas funciones, ella, la canciller Merkel, tiene que dirigir desde el gobierno las responsabilidades de mantener contacto con los 16 estados federales, el Senado, la segunda cámara, todos sus países vecinos y los 27 miembros de la Unión Europea, y las relación con los Estados en donde hay conflicto, y además, con su ministro de asuntos exteriores, coordinar toda la acción diplomática de su nación. También debe mantener el orden y la coordinación de su propio partido y el diálogo con otros partidos que no conforman gobierno pero están en el Parlamento.
Detalles con Costa Rica. En medio de esto, quiero resaltar mi agradecimiento con ella y su equipo, pues en dos oportunidades hizo espacio en su agenda para recibir oficialmente a los dos mandatarios que serví, en mi último mandato diplomático. A doña Laura Chinchilla, en Berlín, en visita de Estado, y a don Luis Guillermo Solís, a quien recibió en un desayuno de trabajo, en Bruselas, en un encuentro especial que tuvo lugar con motivo de una reunión de la Celac, de los países de la Unión Europea con América Latina y el Caribe.
Tiene la canciller una virtud, entre muchas: sabe darles su tiempo a las personas y atiende al interlocutor con interés.
Ella envió a varios ministros de Estado a Costa Rica, entre ellos, el de Cooperación, la ministra de Ciencias y la de Medioambiente y, además, el trasanterior presidente federal, Christian Wulf, visitó oficialmente nuestro país. De todo este esfuerzo hemos obtenido muchos beneficios para nuestra industria,medioambiente y, lo más importante, para nuestra educación.
Negociación organizada. Cuando hay diferencias, problemas, enojos, la canciller o la oposición llaman a una ronda de coalición y en una noche, o un poco más tiempo, se resuelven los asuntos. Nada se detiene. Y a nadie se le torpedea.Todo se habla, pero cada uno de los ministros emprende su labor.
Los diputados de gobierno y de oposición saben qué hacer y todo el proceso toma la acción. Claro que hay puntos inamovibles, que quedan pendientes, o mejor, se dejan estáticos hasta mejores tiempos.
Ella sabe gobernar, ponderar y planear el futuro y el presente. Es la exactitud de los físicos, su profesión.
Un capítulo serio y profundo es su relación con Francia, que es una agenda política de primer orden desde hace años, iniciada por otros jefes de Gobierno y hoy en plena acción. Recientemente, efectuó un viaje a América Latina, visitó Argentina y México, y ha realizado nueve viajes a la República Popular China.
Coloca especial atención en la formación profesional de los jóvenes y la investigación científica en las universidades e institutos de altos estudios. Se pone intranquila cuando ve que en muchas universidades se retardan los nuevos inventos.
¿Cómo mirar hacia adelante? En el caso de Costa Rica, con más de cinco millones de habitantes, ¿serán tan complicados los problemas? ¿Todos sabemos qué falla y en dónde el nuevo gobierno debe acelerar el cambio?
Sabemos que hay un incremento en las necesidades de seguridad. Las escuelas, los colegios y la enseñanza preprimaria son vitales y merecen reformas y edificaciones. La pobreza sigue siendo un reto nacional y debe erradicarse, y hay que preparar a lo funcionarios públicos y a los maestros en educación para la ética, mejorar el mantenimiento de las carreteras y adaptar el país a un sistema de logística moderno, que lleve los transportes y las personas del Atlantico al Pacífico, del norte al sur, en menos tiempo.
Tenemos que aumentar los servicios públicos, eliminar la burocracia y bajar el gasto público y el costo de vida. Vivir en sobriedad, con ahorro inteligente y con estrategia. No es todo, pero el Estado de la Nación tiene todo ordenado y muchas instituciones y universidades también están en este tema.
En esas experiencias, las negociaciones tampoco son fáciles. Para resolver los problemas de nuestro país tenemos que tener sentido práctico y enfocarlos con mucho diálogo, con puentes, con mucha humildad, sabiendo escuchar y entender al oponente, no para machacarlo, sino para obtener de él lo positivo, lo útil, lo que el país necesita.
El primer motor de esto se llama buena voluntad. El segundo es no agotarnos, construir con esperanza.
Lo más importante es que somos reconocidos internacionalmente como una nación en paz, que promueve el desarme, los derechos humanos y el bienestar de sus ciudadanos. Tenemos prestigio internacional. Debemos ser agradecidos.
El autor es diplomático.