Imagine que dos enormes huracanes se acercan uno al otro en el océano. Cuando finalmente chocan, algo extraordinario sucede: se fusionan y convierten en uno más grande y poderoso. El fenómeno se conoce como el efecto Fujiwhara.
Consideremos que los huracanes representan dos fuerzas gigantes que están en juego en la sociedad: la tecnología y las finanzas. Es lo que Viktor Shvets argumenta en su libro Three Empires, Four Turning Points, and the Future of Humanity.
Primero, hablemos de la tecnología. Es un huracán que avanza a una velocidad exponencial. La era tecnológica es la del rendimiento decreciente del ser humano. Un estudio de McKinsey Research confirma que el ritmo de cambio tecnológico actual, comparado con la Revolución Industrial, es 10 veces más rápido y a una escala 300 veces mayor, o sea, un impacto 3.000 veces más grande.
Mientras la Revolución Industrial complementó a los humanos, la era tecnológica los reemplaza.
¿Por qué avanza tan rápido? Porque el dinero para financiar nuevas ideas tecnológicas es más barato y abundante que nunca debido a un proceso llamado financierización, o sea, el segundo huracán.
La financierización es como echar gasolina a la hoguera tecnológica. Hace que sea más fácil para las nuevas ideas y proyectos obtener financiamiento, y así extenderse a gran velocidad. Entonces, cuando estas dos fuerzas, tecnología y financierización, se encuentran, se refuerzan mutuamente y producen un impacto aún mayor en la sociedad.
Pero aquí está el dilema: a medida que la tecnología avanza y se vuelve más accesible, comienza a reemplazar trabajos y a reducir los precios de los productos y servicios. Puede sonar bien al principio, pero causará problemas a muchas economías que no están preparadas para un mundo donde los precios decrecen y tienden a cero.
Por ejemplo, cuando los precios bajan constantemente, la gente suele esperar y no gastar su dinero. Esto conduce a la deflación. En otras palabras, cuando los precios siguen bajando y la economía se estanca.
Para evitarlo, los gobiernos recurren a traer consumo del futuro hacia el presente. Se endeudan con el objetivo de incentivar el consumo hoy a costa del consumo futuro.
La deuda tiene el poder de ir al futuro y regresar al presente, no está limitada por el tiempo ni por el espacio. Yo puedo quitar poder adquisitivo a mi yo futuro, y viceversa. El dinero en forma de deuda fluye hacia activos financieros como acciones, casas o criptos, y los precios suben.
Quienes se benefician son las personas poseedoras de tales activos porque ven su riqueza crecer. Los demás ven cómo cada vez es más difícil adquirir activos porque son cada vez más caros. Los hogares con menores ingresos se tienen que endeudar, lo cual beneficia el precio de los activos que los hogares con más ingresos ya tienen.
Como resultado, vemos una creciente brecha entre los que tienen mucho y los que tienen poco, y es así como surgen las tensiones sociales y políticas, que a menudo se manifiestan en protestas y el surgimiento de líderes populistas.
El autor es financiero, director para Latinoamérica de Frontclear y copresentador de un programa económico-financiero en YouTube.