Últimamente, algunos políticos, académicos y medios del mundo occidental, retomando la mentalidad de Guerra Fría, propagan de forma masiva mentiras y fake news sobre China. En palabras de Kylie Atwood, corresponsal de CNN, están «utilizando toda retórica a su disposición para hacer que (China) parezca un tipo malo en el escenario internacional».
Parece que objetar todo relacionado con China se ha convertido en moda política de ciertos países, que, escondiéndose tras consignas de la democracia y los derechos humanos, pretenden secuestrar a la opinión pública internacional con una falsa medida, e incluso imponen arbitrariamente sanciones unilaterales violando las normas básicas que rigen las relaciones internacionales y el derecho internacional, con la intención de lograr su propio objetivo estratégico de cercar a China y contener su desarrollo.
Los enormes logros de China no se desvanecen con las falsedades. Desde la reforma y apertura iniciadas a finales de 1978, el gobierno y el pueblo chinos, a través de arduos esfuerzos, sacaron de la pobreza extrema a 770 millones de personas en zonas rurales, es decir, el equivalente al 70 % de la población mundial, aproximadamente, que salieron de la pobreza durante el mismo período, y de esta manera se alcanzó, sorprendentemente, con 10 años de antelación, el objetivo de la Agenda 2030 de poner fin a la pobreza.
Tomemos como ejemplo lo que está pasando en Xinjiang, «cuestionado» repetidamente por fuerzas políticas. En los últimos 40 años, la población uigur en Xinjiang creció de 5,5 millones a unos 12 millones. Solo del 2010 al 2018, aumentó un 25,04 %. ¿Cómo sería posible este crecimiento demográfico si hubiera un «genocidio»?
Teniendo en cuenta que en el 2020 un 70 % del cultivo de algodón en Xinjiang se recolectó con moderna maquinaria, ¿acaso el llamado «trabajo forzoso» se refiere al «trabajo forzoso» de las máquinas? Hasta ahora, como mínimo, 1.000 diplomáticos, periodistas y representantes de organizaciones religiosas de unos 100 países visitaron Xinjiang para ver con sus propios ojos lo que realmente está pasando allí, mientras algunos, que no han pisado ni una vez esta tierra, indiferentes a la verdad, no dejan de fabricar noticias falsas y sensacionalistas sobre Xinjiang.
Política fundamental de Estado. En la determinación de China por implementar «Un país, dos sistemas» y salvaguardar su soberanía, seguridad e intereses de desarrollo, no se vacila por la injerencia. Después de recuperar la soberanía sobre Hong Kong, en 1997, el gobierno viene ejecutando efectivamente la política fundamental de Estado de «Un país, dos sistemas» para garantizar que los residentes de Hong Kong disfruten, de acuerdo con la ley, de derechos democráticos y libertades sin precedentes.
En los últimos años, fuerzas hostiles dentro y fuera de Hong Kong vienen pregonando flagrantemente la «independencia de Hong Kong», lo cual socavó gravemente la estabilidad social, la prosperidad económica y la seguridad pública de esta región administrativa especial. A fin de garantizar la estable y perdurable aplicación de «Un país, dos sistemas» y la estabilidad duradera en Hong Kong, el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional de China, en ejercicio de su poder constitucional, optimizó el sistema electoral de Hong Kong.
Antes de 1997, durante el dominio colonial británico, el virrey de Hong Kong era designado por los británicos, y los hongkoneses ni siquiera tenían el derecho a salir a protestar en las calles. Ahora, 24 años después del retorno de Hong Kong a China, algunas personas, vertiendo lágrimas de cocodrilo, manifiestan su «preocupación» por la democracia y los derechos humanos en Hong Kong.
Estas mismas personas, teniendo pleno conocimiento de que es práctica universal en los demás países del mundo «la administración por patriotas», critican «la administración de Hong Kong por patriotas» en China. La vuelta del caos al orden de Hong Kong no solo corresponde a los intereses de todas las partes, sino que también proporcionará una garantía más sólida para los intereses legítimos de los residentes de Hong Kong y los inversionistas extranjeros.
La contribución de China a la comunidad internacional no se borra por las calumnias. China, firme en el camino de desarrollo pacífico y en la defensa del multilateralismo, el sistema internacional con las Naciones Unidas en el centro y el orden internacional basado en el derecho internacional, es el país que más efectivos envía a las misiones de mantenimiento de la paz de la ONU de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
China ha sido y sigue siendo el país que más contribuye al crecimiento global, aportando cerca del 30 % en los últimos años. Como el mayor socio comercial de cuando menos 120 países y regiones, es un significativo motor y estabilizador de la economía mundial y el comercio global. Después del brote de covid-19, no escatima esfuerzos en promover la cooperación internacional contra la pandemia, brinda asistencia antiepidémica a unos 150 países y comparte sin reserva su experiencia con otras naciones.
En cumplimiento de su compromiso de hacer de las vacunas contra la covid-19 un producto público global, China se sumó al plan Covax y ha proporcionado, y sigue proporcionando, asistencia de vacunas a más de 80 países, al mismo tiempo que exporta vacunas a 40 países, la mayoría de los cuales son considerados en desarrollo, para que más personas tengan acceso a ellas lo antes posible y que la sociedad humana salga cuanto antes de esta pandemia. Sin embargo, algunos países «ricos», mientras acaparan las vacunas, partiendo de sus propios intereses, no se olvidan de acusar a China de desplegar «la diplomacia de las vacunas». Esta lógica de «todo lo que haga China está mal» es un típico doble rasero.
Fortalezas propias. El desarrollo de China no apunta a nadie ni busca sobrepasar o sustituir a nadie. Es la aspiración fundacional y la misión del Partido Comunista de China buscar la felicidad del pueblo y la revitalización de la nación china. Como señaló el presidente, Xi Jinping, en el mundo no existen dos hojas idénticas, ni historias, culturas o sistemas sociales idénticos.
Las historias, culturas y sistemas sociales de cada país ostentan sus propias fortalezas, y no hay unos superiores a otros, lo crucial es que corresponden a las condiciones nacionales de su propio país y gozan del apoyo de sus pueblos.
En las venas de la nación china no existe el ADN para invadir a otros o buscar la hegemonía. En la mentalidad de los chinos no existe la correlación lógica entre el poderío y la hegemonía. Ver el desarrollo de China con la mentalidad de juego de suma cero es, en esencia, interpretar la acción ajena con experiencias propias, lo cual no solo contrasta con la realidad, sino que también perjudica a los demás sin beneficiarse a sí mismo.
China mantendrá en alto la bandera de paz, desarrollo, cooperación y su visión ganar-ganar, así como seguirá firme en el camino de desarrollo pacífico, con miras a construir una comunidad de futuro compartido de la humanidad y un mundo caracterizado por la paz duradera, la seguridad universal, la prosperidad compartida, la apertura, la limpieza y la hermosura.
El autor es embajador de China en Costa Rica.